De
cierto contenido metafórico, la saga “La Guerra de las Galaxias” nos deja, en
varias de sus entregas, frases para la reflexión.
Una
saga cinematográfica que, en el fondo, se resume en una lucha entre el bien y
el mal, representados estos por “el lado luminoso de la fuerza” y por su cara
opuesta, “el lado oscuro”.
En
nuestras sofisticadas sociedades occidentales, tendemos a relativizar el mal. A
situarlo a menudo dentro de un contexto que suavice sus aristas, que busque sus
causas últimas, a veces que socialice sus orígenes convirtiendo a multitudes
silentes y perplejas en supuestos responsables de lo que hacen unos pocos. Pero
el mal es el mal, debe ser primero prevenido, cuando se produce, corregido y, por último, castigado.
También
en la actividad empresarial podemos encontrarnos con el mal latente en aquellas
actitudes que se afanan en perseguir la maximización del beneficio sin atender
a ninguna otra consideración. En otras que buscan el poder de manera patológica
o que se concentran en conseguir el dominio cuasi monopolístico de los mercados
en los que operan sin preocuparse por lo que conviene a la sociedad en general.
Afortunadamente,
muchos altos directivos y consejeros ya empiezan a entender la necesidad moral
y también las ventajas prácticas de alinearse con “el lado luminoso de la
fuerza”, aunque seguimos intuyendo el poder del “lado oscuro” en multitud de
situaciones que se producen continuamente en el mundo empresarial.
En una
de las películas de la saga, el inefable Yoda confiesa a Luke Skywalker que “el
miedo es el camino hacia el lado oscuro”. El miedo a la pérdida de relevancia
de una empresa dentro de su sector. El miedo al análisis inmisericorde,
cortoplacista, y a veces sesgado, de los mercados financieros. El miedo a caer
en desgracia. El miedo a que la cuenta de resultados no presente crecimientos
constantes. El miedo a perder cargos y prebendas. ...
Aunque
pueda haberles parecido un tanto copernicano el giro que acaba de tomar mi
relato, puedo asegurarles que la gestión del miedo es un elemento indispensable
en el diseño de los modelos de gobierno de las empresa.
Precisamente por eso es tan importante el adecuado diseño de esos modelos de gobierno. De ahí la relevancia de la presencia de consejeros independientes dentro de los órganos de administración, con experiencia y éticamente irreprochables, que se impliquen en la selección de los altos cargos directivos, nombrando personas que no solo sean capaces, sino que tengan sólidas convicciones. Consejeros independientes, que acompañados de estatutos que les permitan llevar a cabo su función sin caer en la tiranía de las mayorías y de las luchas de poder, sean capaces de prevenir el miedo y de corregirlo si este se produce. Consejeros que acompañen a los ejecutivos en su duro camino, que arropen sus reflexiones facilitando decisiones sensatas y equilibradas.
La
composición y la regulación de un consejo de administración no es tan solo un
trámite más para cualquier empresa, pequeña o grande, es un ejercicio de prevención
del miedo. Es un antídoto contra el lado oscuro.