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lunes, 16 de diciembre de 2013

El fatalismo histórico y el fracaso de las organizaciones

No es cierto que el fatalismo histórico determine el éxito o el fracaso de las compañías porque cuando uno lee artículos sobre compañías de éxito, o libros que nos hablan de las “mejores prácticas”, o cualquier tipo de declaración o información sobre empresas exitosas, prácticamente nunca es el fatalismo, el destino, la casualidad o la suerte lo que ha sido la causa del éxito, casi siempre en esas publicaciones nos hablan de líderes clarividentes y esforzados, equipos cohesionados, espíritus innovadores, estrategias milagrosas y toda una retahíla de expresiones que prefiero no reproducir aquí para no aburrirles en exceso.

Casi nunca en esos análisis de compañías de éxito se hace mención al factor suerte aunque debo suponer que, como en toda organización humana, en más de un caso ese aspecto también habrá tenido su parte de protagonismo en el éxito. Pero no se preocupen, no seré heterodoxo. Debo reconocer que es cierto que suelen tener más suerte aquellos que trabajan mucho y con la orientación adecuada, pero ello no quiere decir que les vaya siempre bien. 

Hecha esta corrección puedo volver al discurso que intentaba trenzar unos párrafos más arriba y afirmar que el tipo de conclusiones equivocadas a las que podemos llegar cuando se analizan fenómenos aparentemente exógenos a la vida de las organizaciones empresariales es que dichos fenómenos, contra los que difícilmente se puede luchar, son los que tienen un impacto definitivo en las cosas negativas que les ocurre a las empresas y son los que coadyuvan de manera fundamental al fracaso de las mismas. Vamos, que el fatalismo histórico del que hablábamos no influye en el éxito pero si en el fracaso de las organizaciones más diversas.

Ya se sabe y es algo que está profundamente enraizado en la cultura popular y, si me apuran, en la condición humana: cuando las cosas van bien es porque somos buenos, inteligentes, excepcionales, trabajadores o cualquier otro adjetivo que deseemos utilizar, cuando las cosas van mal, es porque el entorno está muy complicado, porque alguien nos está impidiendo solucionar los problemas, porque alguien no hace bien su trabajo o por cualquier otro motivo siempre que este no empiece con la palabra “yo”.

Cuando hablamos con empresarios o directivos a los que las cosas les están yendo mal y charlamos sobre qué está ocurriendo y su porqué, en un elevadísimo porcentaje de casos se mencionan tópicos sobre el impacto de la crisis, la dificultad del Mercado, la rigidez de esta o aquella legislación, la actuación casi desleal de tal o cual competidor, la dificultad de batallar contra las empresas que surgen en los países emergentes, la imposibilidad de contar con recursos adecuados o cualquier otro de los muchos tópicos que se suelen aplicar en estos casos.

No seré yo el que quite importancia a esas y otras muchas afirmaciones que vierten los empresarios en dificultades. No seré yo el que minimice el peso que una multitud de factores exógenos puede tener en los posibles problemas que de forma continua tiene que afrontar una compañía, pero sí quiero ser yo quien afirme que las causas profundas de los fracasos de las empresas no se encuentran nunca en aspectos exógenos a la misma sino, todo lo contrario, se encuentran en su interior.

Muchas de las empresas que se mencionaban en el clásico del management “En Busca de la Excelencia” de Tom Peters y Robert Waterman, y que eran consideradas las compañías mejor gestionadas de los Estados Unidos a principios de la década de los ochenta del siglo pasado, han pasado a mejor vida. Otras han sido absorbidas por empresas más dinámicas y solo unas pocas, han conseguido reinventarse y sobrevivir hasta nuestros días. Muchos de esos gigantes modélicos en su día han tenido que claudicar ante la evolución imparable de la sociedad y del mercado. ¿Es por tanto la culpa de su fracaso del ladino mercado que ha decidido no quedarse quieto y mutar en la percepción de la vida y de las cosas? ¿Es acaso culpable la sociedad que ha modificado sus gustos y su comportamiento? ¿O tal vez la responsabilidad la podamos encontrar en esos insaciables científicos, siempre prestos a descubrir una nueva tecnología o a impulsar un nuevo avance que acaba modificando el statu quo?

No. Permítanme que me posicione: el fatalismo histórico solo existe hasta cierto punto y una empresa que no ha sabido adaptarse a los cambios del entorno, que no ha podido innovar y reinventarse, es porque es una empresa que estaba enferma y solo esa enfermedad le ha conducido a su fracaso. Los condicionantes externos tan solo pueden jugar como un catalizador o acelerador de los problemas pero no suelen ser nunca la 

miércoles, 16 de octubre de 2013

Independent thinking: the dilemma of Thomas More


Most of you probably know the story of Thomas More, theologian, politician and thinker, Lord Chancellor of England under King Henry VIII. A wise and balanced man according to the chroniclers of the time, who had the great misfortune of confronting his king, outraged by the policy followed by the monarch on several topics. Among these topics, the best known and taken on several occasions to literature and film, was the confrontation with Henry VIII because of his divorce initiative and the resulting clash of England with the Catholic Church.

I will not go now to assess the position of Thomas More on the fact of divorce in particular. Probably his position, as it was, would be difficult to justify in today's society but I want to assess the relative position of the character in front of the prevailing power and given the historical conditions of the time. Thomas More belonged to that minority of people who are so convinced of the goodness and legitimacy of their positions that ended up by defending them with all its consequences. Let me remind you that the British politician literally had to pay with his head the confrontation with his king or, what is the same thing, the confrontation with the dominant thinking at the time.

In our society we tend to magnify the importance of democratic values, sometimes in a not very successful way. Everything makes us think that the majority always carry the reason because this is democracy. However, there are usually certain minorities that are more deeply aware of the scientific, social or economic challenges of our time and that lead innovation and head movements for social change.  Those minorities that are able to identify real long term trends and are able to react as opinion leaders and to put on the table new areas for thought and action.

Those illustrated minorities are usually those that are at obvious risk since they are far from sharing the same uniform thinking in which the population sometimes plunge in a not very grounded way. They are those minorities that are able to identify the real problems and the real dilemmas but escaping from the dominant opinions dictated by the political and media establishment. I’d like you to think about Galileo Galilei. Who was right, that heterodox and reflective minority, in this case represented by Galileo, or the majority that defended the dominant thinking at that time that kept on arguing that the Earth was flat?

Those silent minorities are the ones who dare to think differently, who dare to propose unusual topics or to have authorities and the powerful face awkward questions while those powerful mislead people with false dilemmas and artificially created trending topics, usually because of their unmentionable self -interest.

We found those minorities in diverse locations such as private companies, the public sector, in politics, in the media, in the scientific community, in the third sector and generally in almost any social organization. They are usually people with a keen intuition, with a social intelligence that make their thoughts and opinions go beyond political correctness. Many other times they are just ordinary citizens that are simply not drawn by the mainstream and want to exercise their right to see things differently. They are those people who, while everyone talks about certain topics, dare to raise different questions and see things from a different angle to that of most mortals: uncomfortable people!

That’s why so often those minorities are at serious reputational risk. They are stigmatized as the " freaks " of social opinion. They are carefully scrutinized by the “establishment” and by society as a whole. They almost never get any reward for having the courage to ask the questions that allow progress without being swayed by the uniform thinking so common in our Western democracies. People whose thinking is not considered properly, who are removed from most social debates and who are treated as nobodies by the apostles of uniform thinking.

Perhaps Thomas More was a predecessor of how difficult it is for certain minorities to confront through reason and intelligence the human tendency to create those uniform and monolithic ways of thinking that require unwavering adhesions. Thomas More paid with his head for that. In our modern society we have also coined the expression " cut off the head " for those who are deprived of their positions or responsibilities for confronting the established powers.

It is clear that we have not improved much in the last five centuries. Thus, you should recognize that, although it's a pity that Mr More could not because the head was separated from his trunk at the time of his burial, if Thomas More could raise his head from the grave, he would be very disappointed of how little things have changed, at least in regard to the topic we are talking about. He could at least experience a partial satisfaction since today the heads of those people who, like him, show a way of thinking that’s independent and it’s far from the dominant social trends, are not usually severed, at least in the literal sense of the word.

domingo, 6 de octubre de 2013

El funcionamiento de la banca sostenible

Hola amigos,

Disculpad este parón de dos meses en mi blog. Decidí tomarme con calma el verano para volver luego con más fuerza.

Dedicaré los próximos meses a tratar algunos de los aspectos fundamentales que se tratán en mi nuevo libro: "Por qué fracasan las organizaciones" que publica Ediciones Pirámide y que va a salir a la venta tanto en versión digital como en versión papel en las próximas semanas.

Sin embargo, esta semana, antes de empezar con esa saga dedicada al porqué de los fracasos empresariales, me gustaría compartir contigo la entrevista que me realizaron el 12 de agosto pasado en el programa "el matí" de Catalunya Radio sobre el funcionamiento de la banca sostenible.
El funcionamient de la banca sostenible

La entrevista está en catalán pero creo que se puede entender razonablemente bien incluso para los amigos de fuera de Catalunya.

Un fuerte abrazo
Marcos Eguiguren



martes, 23 de julio de 2013

Hacia una banca con valores o "Banca 3.0"

En mi post del mes pasado argumentaba que "si no existiera la banca habría que inventarla" porque, a pesar de los pesares y pese a los hechos ocurridos en los últimos años, el papel de esta actividad económica sigue siendo fundamental para nuestra sociedad.

En mi reciente artículo "Hacia una banca con valores o "Banca 3.0" publicado por compromisorse y otros medios digitales, resumo algunos elementos clave del modelo de negocio de los bancos que forman la Alianza Global para una Banca con Valores (global Alliance for Banking on Values, www.gabv.org) que aglutina a más de una veintena de bancos y entidades financieras de los cinco continentes que tienen como elementos comunes situar el desarrollo humano y el respeto al medio ambiente por encima de la mera consecución de resultados económicos, aunque sin descuidar este importante apartado. 

Espero que disfrutes del artículo Hacia una banca con valores

sábado, 1 de junio de 2013

Si no existiera la banca


Sino existiera la banca tendríamos que inventar algo similar que cubriera la misma necesidad. Porque la banca, desde tiempos inmemoriales, es el principal proveedor de energía para la actividad económica, el aceite que lubrica los motores de esa actividad, la savia que la riega. Y esta necesidad existe y seguirá existiendo mientras sigamos dentro del mismo paradigma económico en el que estamos y, me atrevería a asegurar, continuará existiendo esa necesidad incluso ante hipotéticos paradigmas alternativos que hoy mismo desconocemos y cuya estructura y forma ni podemos sospechar.

PARA LA EMPRESA, FINANCIANDO LA ACTIVIDAD DEL DÍA A DÍA.
La banca nutre de liquidez a las empresas para que estas puedan financiar sus necesidades de circulante y que son las que posibilitan el negocio normal en el día a día: soportar las existencias necesarias para asegura el servicio a sus clientes y financiar, además, el crédito que en ocasiones tenemos que otorgar a los mismos para facilitar y posibilitar nuestras ventas. Si la banca no cumple su función de conceder financiación de circulante, no está cumpliendo con su misión principal como intermediario financiero y está siendo un impedimento para el día a día de la actividad productiva. 

PARA LA EMPRESA, FINANCIANDO EL FUTURO.
Además, entre otros agentes, la banca es responsable de aportar financiación estable a las empresas para que, combinándolas con la aportación de financiación de los accionistas o la autofinanciación, estas puedan abordar nuevos proyectos de inversión y de innovación que permitan el desarrollo futuro. Si la banca no cumple con esa función de facilitar financiación a largo plazo para las nuevas inversiones, está poniendo en peligro el desarrollo futuro de las empresas y por tanto, de la actividad económica en general.

PARA LOS PARTICULARES, FINANCIANDO LA NECESIDAD DE FINANCIACIÓN DE CONSUMO RESPONSABLE A LARGO PLAZO.
Dada la capacidad de ahorro limitada que presenta la mayor parte de los consumidores, de no existir la banca, estos tendrían problemas cuando llega el momento en que necesitan enfrentarse a  determinadas adquisiciones de envergadura (el ejemplo más concreto sería el de la compra de vivienda). La banca, desde una perspectiva responsable y, siempre teniendo en cuenta las verdaderas capacidades del particular, tiene el deber de anticipar parte de esa capacidad de ahorro de su cliente para que este pueda cubrir sus necesidades de consumo a largo plazo. Si la banca no cumple con esa función, pone en peligro la cobertura de ciertas necesidades de los clientes que, al mostrar capacidad de ahorro a largo plazo, deciden anticipar parte de esa capacidad para realizar inversiones responsables en determinado tipo de bienes. Al no anticiparla, la banca además, estaría poniendo palos en la rueda de un desarrollo sostenible de la actividad económica.

El problema actual de parte de la actividad bancaria en muchos países es que, durante bastantes años, esas tres funciones clave se han hecho sin prestar demasiada atención a la necesaria sostenibilidad de las empresas, proyectos o consumidores financiados. Es decir, sin prestar la debida atención al riesgo, imprescindible para poder obtener rentabilidad pero cuyo control es también imprescindible para asegurar la capacidad de devolución del dinero que los depositantes han confiado a las entidades financieras.

Pero desde luego la solución a los problemas de la banca no es dejar de cumplir con esas tres funciones sino volver a hacerlo como siempre se debería haber hecho, con criterios sostenibles y con profesionalidad.

La banca tiene un papel fundamental en la revitalización de la actividad económica. Para cumplir con el mismo los bancos tiene que fortalecer sus balances y asegurar la profesionalización de sus estructuras con personas responsables, con experiencia y con conocimientos adecuados para llevar a cabo las tres funciones que hemos indicado más arriba. Por eso, es una obligación para la banca responsable el optimizar la cadena de valor relacionada con todo lo que está alrededor de la de concesión de financiación en el sentido más amplio de la palabra.

1)    Siendo proactiva en la función comercial y dedicando buena parte de sus recursos humanos a, de forma organizada y respetuosa con el riesgo, ir a buscar demanda de crédito solvente que podamos satisfacer.
2)    Revisando la estructura organizativa y los procedimientos internos de aprobación de operaciones crediticias para disminuir el “time-to-disbursement” de cualquier posible operación desde que se realiza la primera prospección hasta que finalmente se formaliza la facilidad y se desembolsa la misma. Todo ello sin menoscabo del imprescindible análisis de la calidad del riesgo.
3)    Analizando los perfiles de los profesionales que están vinculados al negocio de “lending”, asegurándonos de que tienen las características adecuadas desde tres puntos de vista: la proactividad comercial, la rigurosidad y las capacidades necesarias para la correcta  interpretación del riesgo, y la constancia necesaria para el seguimiento de las operaciones y para la relación con el cliente.

Impulsar la concesión de financiación no solo es un deber de los profesionales de la banca para con su entidad y para con la cuenta de resultados de la misma, es un deber de la banca hacia la recuperación de la actividad económica en términos generales.

Y, en cualquier caso, si no existiera la banca, habría que inventarla.

domingo, 3 de febrero de 2013

Más allá de la RSC

Estarás pensado en como es posible que, precisamente durante los años en que se ha instaurado con fuerza la RSC entre las grandes empresas, estemos viviendo una crisis tan profunda en la que las decisiones de las corporaciones están en entredicho en tantas y tantas ocasiones y se adivinan como parte del gran problema que estamos sufriendo.

En "Más allá de la RSC" disecciono el qué significan en realidad estas prácticas y qué debería hacerse para ir un paso más allá y llevar la verdadera sostenibilidad a la estrategia de la empresa.


Más allá de la RSC. Mi artículo publicado en Cinco Días el 21 de enero de 2013


jueves, 17 de enero de 2013

El papel de la banca como intermediario financiero


La banca es un negocio muy antiguo. Actividad bancaria, en el sentido de intercambio o movimiento de dinero ya se registra en la antigua Grecia aunque la actividad de préstamos tiene antecedentes tan antiguos como los de Babilonia en el x. XVIII a.C.

Se populariza el papel de los banqueros en la alta la Edad Media y durante el Renacimiento. De hecho, el nombre "banco" deriva de la palabra italiana banco, "escritorio", utilizada durante el Renacimiento por los banqueros florentinos quienes hacían sus transacciones sobre una mesa cubierta por un mantel verde. El actual término “bancarrota” se deriva de la ruptura física de esa mesa cuando un banquero o cambista no tenía suficientes fondos para hacer frente a sus obligaciones.

Si nos atenemos a la función clásica de la banca, podríamos incluso llamarla histórica, encontramos que está relacionada con dos grandes aspectos:

  • Los servicios relacionados con el dinero. Desde un punto de vista histórico, los ejemplos más claros, que ya se dan en la edad media, serían los de garantizar la transferencia segura de fondos entre titulares distintos y en distintos lugares geográficos para cubrir el pago de transacciones comerciales.
  • La intermediación financiera. Es decir, la recepción de sobrantes de liquidez provenientes del ahorro para invertirlos en actividades productivas en forma de préstamo.

Me gustaría centrarme hoy en el segundo de esos aspectos: el papel de la banca como intermediario financiero.

Si nos vamos a los orígenes, si simplificamos el análisis y vamos a las cosas que verdaderamente importan, nos daremos cuentas de que el papel que juega la banca en una sociedad moderna es absolutamente fundamental. La banca es un eslabón clave entre aquellos que tienen cierta capacidad para ahorrar dinero (depositantes) y, por lo tanto aquellos en los que su capacidad de generación de ingresos es superior a su gasto medio, y aquellos que tienen la visión y los proyectos para crear riqueza y valor social (prestatarios) pero no poseen suficientes recursos para ponerlos en marcha.

Al analizar el párrafo anterior con detenimiento, nos damos cuenta de una seria de puntos que son claves para entender el papel dinamizador de la banca y su poderoso rol como multiplicador de la riqueza, pero también para interiorizar algunas de las premisas de la función de banquero y de las limitaciones de la profesión:

  • A nivel global, al administrar el dinero de terceros (los depositantes) para invertirlo en prestarlo a otros (los prestatarios), la banca se transforma en el gran administrador y gestor del riesgo planetario. Por ello no puede ser banquero cualquiera. Tiene que tener una formación sólida y profunda así como una experiencia acreditada que le permita evaluar los riesgos implícitos en la actividad económica y defender así el dinero que le ha sido depositado. No todo el mundo sirve para esto, la banca es una profesión.
  • El hecho anterior nos lleva a otras conclusiones. Al estar los riesgos económicos del planeta en manos de los bancos, cuando los banqueros prestan a determinadas inciativas con la seguridad de que el dinero les va a ser devuelto pero que se alejan de la economía real o de las necesidades racionales de la ciudadanía, pueden acabar creando un círculo vicioso que puede estallar en cualquier momento. En algún momento, alguien no podrá pagar. Aunque hayan realizado bien su análisis del riesgo, habrán fallado en otra de las premisas, la comprensión holística del mundo. El banquero ha de ser consciente de su capacidad casi única, muy superior a la de los gobiernos, de crear o atajar riesgos sistémicos. Para ello tiene que tener una gran formación cultural y social. Una gran comprensión del mundo.
  • El banquero sabe que el dinero que presta hoy debe ser devuelto por los prestatarios a lo largo del tiempo. Su visión del riesgo tiene que ser a largo plazo, no a corto plazo. El banquero de hoy ha de trabajar por la cuenta de resultados y por la solvencia de su banco y la seguridad de sus depósitos no solo de hoy, sino de mañana. Para ello necesita unas grandes dosis de ética y de honestidad. Tiene que entender que el engordamiento de las cuentas de resultados de hoy puede pasar factura a depositantes inocentes el día de mañana. Ha de huir del lucro fácil a corto plazo y ha de tener la honestidad de decir “no” a un posible prestatario si no tiene clara su verdadera capacidad de repago haciendo así un favor tanto al propio banco como al mismo prestatario.

Por ello la remuneración de los banqueros tiene que ser relativamente alta, la justa para retribuir una profesionalidad elevada, una comprensión holística de la sociedad y del mundo y un comportamiento ético y honesto para con la profesión. Sin embargo nunca puede ser tan elevada, en aras de una supuesta excelencia profesional, que ponga en riesgo la necesaria visión a largo plazo o la honestidad requeridas por su labor.

Si no existiera la banca, habría que inventarla pero con banqueros profesionales y expertos, honestos, con visión a largo plazo, conocedores de la sociedad y del mundo así como conscientes de su rol como gestores planetarios de los riesgos económicos.


domingo, 30 de septiembre de 2012

El pensamiento independiente o el dilema de Tomás Moro


Muchos de ustedes conocerán la historia de Tomás Moro, teólogo, político y pensador, Lord Canciller de Inglaterra bajo el reinado de Enrique VIII. Hombre sabio y equilibrado según los cronistas de la época, que tuvo la gran desgracia de enfrentarse con su rey, indignado por la política practicada por este en varios frentes. Entre ellos, el más conocido y llevado en diversas ocasiones a la literatura y al cine, fue el enfrentamiento con su monarca a raiz de la iniciativa de divorcio de este y el consecuente enfrentamiento de Inglaterra con la Iglesia Católica.

No entraré ahora a valorar la posición de Tomás Moro sobre el hecho del divorcio en particular. Probablemente su postura tal cual sería difícilmente defendible en la sociedad actual pero sí quiero valorar la posición relativa del personaje ante el poder imperante y ante los condicionantes históricos del momento. Tomás Moro pertenecía a una de esas minorías de personas que están tan convencidas de la bondad y de la legitimidad de sus posturas que acaban defendiéndolas con todas sus consecuencias. Les recuerdo que al pensador y político británico le costó literalmente la cabeza enfrentarse a su rey o, lo que viene a ser lo mismo, enfrentarse al pensamiento dominante en aquel momento.

En nuestra sociedad solemos magnificar la importancia de los valores democráticos, a veces en un sentido no demasiado acertado. Todo nos lleva a pensar que las mayorías llevan la razón porque eso es democrático pero, normalmente, son ciertas minorías conscientes de los retos científicos, sociales o económicos las que encabezan la innovación y los movimientos de cambio, las que se aperciben de las tendencias a largo plazo y son capaces de reaccionar como líderes de opinión para avanzar grandes líneas de pensamiento y de acción. Suelen ser ciertas minorías ilustradas las que corren con evidentes riesgos huyendo de algunas macro tendencias en la que se sumerge la población en general de forma no siempre demasiado fundamentada y meditada, y que son capaces de identificar los verdaderos problemas y los verdaderos dilemas alejándose del pensamiento único dictado por el establishment político y mediático. Recuerden sino a Galileo. ¿Quién llevaba la razón: esa minoría reflexiva y heterodoxa, en este caso representada por Galileo, o la mayoría seguidista de la época que defendía que la Tierra era plana?

Son esas minorías silenciosas las que se atreven a pensar de forma distinta, a proponer preguntas inusuales, a poner a los poderes públicos y a los poderes fácticos ante cuestiones incómodas mientras estos despistan al personal con falsos dilemas y cuestiones creadas artificialmente, casi siempre por motivos interesados e inconfesables.

Encontramos a ese tipo de minorías en muy diversas ubicaciones: en las empresas, en el sector público, en la política, en los medios de comunicación, en la comunidad científica, en el tercer sector y en general en casi cualquier organización social. Suelen ser esos personajes de aguda intuición, con inteligencia social, que llevan su pensamiento y sus opiniones más allá de lo políticamente correcto. Otras veces son ciudadanos normales que simplemente no se dejan arrastrar por las corrientes dominantes y quieren ejercer su derecho a ver las cosas de otra forma. Son aquellas personas que, cuando todo el mundo habla de determinados temas, ellos se atreven a lanzar preguntas distintas, a ver las cosas desde un angulo diferente al del común de los mortales. Personajes, por desgracia, habitualmente incómodos. Por ello esas minorías suelen correr graves riesgos reputacionales y de todo tipo. Son estigmatizadas como los "freakies" de la opinión social, vistas con extrema prevención tanto por parte del establishment como por parte de la sociedad en general. Casi nunca obtienen recompensa por el hecho valiosísimo de ser capaces y de tener la valentia de formular las preguntas adecuadas que permiten que la sociedad avance y de no dejarse llevar por el pensamiento único tan insólitamente propio de nuestras democracias occidentales.

Por desgracia esos riesgos provocan también que, en demasiadas ocasiones, esos pensadores independientes sean ninguneados, apartados de los foros de debate social o científico y tratados como verdaderos apestados por los apóstoles del pensamiento único.

Tal vez Tomás Moro fue un precursor de lo difícil que resulta para ciertas minorías mas o menos ilustradas enfrentarse con la razón y la inteligencia ante la tendencia humana a crear pensamientos únicos y monolíticos que requieren de adhesiones inquebrantables. Tomás Moro pago con su cabeza ese atrevimiento y, en nuestra sociedad moderna, hemos acuñado tambien la expresión "cortar la cabeza" para aquellos que son desposeídos de sus cargos o responsabilidades por enfrentarse al poder establecido.

Es evidente que no hemos mejorado demasiado en los últimos cinco siglos. Por ello deberian ustedes reconocer conmigo que, aunque es una pena que no pueda dado que la cabeza estaba separada de su tronco en el momento de recibir sepultura, si Tomas Moro levantara la cabeza, se llevaría una enorme decepción por lo poco que han cambiado las cosas, por lo menos en lo que respecta al tema que nos ocupa. Como mínimo tendría la satisfacción parcial de constatar que a aquellas personas que, como él, hacen gala de un pensamiento independiente del impulsado por los líderes o alejado de las tendencias sociales dominantes, ya no se les suele cercenar la cabeza, por lo menos en el sentido literal de la palabra.

domingo, 15 de julio de 2012

El lider cretino


En los últimos años he dedicado buena parte de mis esfuerzos profesionales al campo de la gestión de los recursos humanos y a la mejora del desarrollo y de la aportación de las personas en las organizaciones.

Dentro de ese ámbito profesional uno de los aspectos más estudiados y teorizados es el del liderazgo. Que si el liderazgo situacional, que si el liderazgo emocional, que si el lider al servicio del equipo, que si las “n” características del lider, que si el lider del siglo XXI, que si deporte y liderazgo, que si el liderazgo en el ámbito político, que si … En el fondo debo reconocer que me aburren un poco todas esas teorías y generalizaciones sobre algo tan complejo como es el comportamiento de las personas que tienen el honor, el deber y la responsabilidad de ser impulsores y estandartes de cualquier tipo de actividad llevada a cabo por un grupo humano. Demasiada palabra vacía, demasiada generalidad y demasiada obviedad. Se puede reflexionar sobre esa función pero no hay escuelas que valgan para la misma.

Pero hoy me siento un tipo normal de esos que hacen cosas normales y pretenden hacer de la difusión de la obviedad su modus vivendi y quiero añadir algunos elementos de debate a la teoría del liderazgo. Lo que ocurre es que lo quisiera hacer desde otro punto de vista tal vez no tan ampliamente estudiado. El de los procesos de transformación que sufren muchos líderes. Yo lo llamo, con el permiso de mi buen amigo José Manuel Farto, teorizador también de estas realidades, la cretinización del lider.

Empecemos por una pregunta sencilla: ¿cómo es posible que personas tan inteligentes, sólidas, expertas y bien formadas como las que dirigen tantas empresas, organizaciones y países puedan caer en la mayor de las indigencias intelectuales y cometer los errores más crasos sin cuestionarse sus acciones y, lo que es peor, sin rectificar en los momentos en los que perciben que los errores cometidos son evidentes?

Durante años he estado observando los hechos alucinantes que ocurren en tantas y tantas organizaciones, el comportamiento y las decisiones de directivos y lideres y los estragos evidentes que muchos de ellos han causado en sus empresas a pesar de su brillante trayectoria, su potente curriculum e incluso su compromiso más decidido con la misión del grupo humano que dicen liderar. Y he llegado a una conclusión clara: en la inmensa mayoría de casos en los que el directivo perfecto ha acabado siendo un desastre para su organización, ese individuo había pasado por un proceso previo de “cretinización”.

El Diccionario de la Real Academia Española define cretino como aquella persona afectada por una enfermedad caracterizada por un peculiar retraso de la inteligencia, acompañada, por lo común, de defectos del desarrollo orgánico, o bien, desde un punto de vista más general, como una persona estúpida, idiota y falta de talento. Pero, ¿cómo puede una persona que está en una posición de dirección, con un alto nivel de formación, una inteligencia constatada, con una gran experiencia, etc., etc., transformarse en un cretino? Muy fácil: por la falta de democracia interna en la organización que dirigen y por la rigidez de sus estructuras que vienen normalmente acompañadas por una cierta falta de responsabilidad y madurez en términos generales de las personas que son objeto de su rol de dirección.

En el fondo es muy sencillo, ponga usted a una persona capaz y brillante al frente de un país o de una empresa. Digamos que esa organización está dotada de unas normas y de unas estructuras bastante rígidas y complejas de cambiar. Rodeemos a ese lider de otras personas que le acompañan le ayudan y le dan soporte. En términos generales hablamos de personas capaces aunque, como siempre, de todo hay en la viña del Señor. El sistema de toma de decisiones está basado, como suele ocurrir, en las mayorías accionariales o en la superioridad de la jerarquía por encima de cualquier otra consideración. En ese tipo de sistemas, los más habituales por cierto, las decisiones del lider están validadas per se. De hecho me recuerdan mucho al origen Divino del derecho de los monarcas absolutos a ser reyes. Soy rey porque Dios lo ha querido así o, mi decisión no es cuestionable porque gozo de la mayoría accionarial o porque unos estatutos o cualquier otro tipo de papel o documento avalan mi jerarquía sobre el resto de la organización. No existen o son muy débiles los sistemas de contrapoder y la democracia interna es frágil o inexistente. Adivinen lo que ocurrirá.

En alguna ocasón el lider más capaz tomará una decisión equivocada. Todos somos humanos. Sus colaboradores capaces más cercanos lo advertirán e intentarán discutirlo con el lider pero los colaboradores incapaces se alinearán con la posición del primero cambiando el rol de profesionales comprometidos por el de acólitos del poder. El lider, confuso por la diferencia de criterios en su entorno, se reafirmará en sus posturas para dar sensación de solidez y no ver comprometida su jerarquía dando así un primer paso hacia su cretinización. Poco a poco el brillante lider irá perdiendo la visión de la realidad, confundiendo el color de esta con el color del cristal a través del que el lider y sus secuaces la observan, cada vez con menos voces discordantes. Con el paso del tiempo, los profesionales capaces, hartos de soportar el proceso, irán abandonando la organización dejando al equipo del lider convertido en un verdadero ejército de acólitos y de profesionales del aplauso, la adulación fácil y del tráfico de prebendas de un lider cada vez más mesiánico. Segundo paso hacia la cretinización.

Los errores se irán produciendo con más profusión y la organización comenzará a padecer problemas impensables en otros tiempos pero el pensamiento único generado ya habrá borrado todo tipo de posible vía alternativa de reconducir las cosas y el lider y sus acólitos se empecinarán sin éxito en las recetas del pasado. En ese momento habrá que buscar culpables que aminoren la culpa del líder y eso será fácil de encontrar en aquellos profesionales capaces que dejaron la organización por su escasa autocrítica y su falta de democracia interna. En ese empeño se empecinará el otrora brillante lider con el apoyo entusiasta de sus ineptos acólitos cargando las culpas de su mala suerte en las acciones pasadas de los que ya no están para defenderse dando así un tercer y definitivo paso hacia la cretinización.

El único caldo de cultivo en el que una organización de cualquier tipo puede evitar el proceso de cretinización de sus líderes -porque hasta el lider más brillante y capaz puede convertirse en un insultante y peligroso cretino- es el de una estructura en la que la ética, los contrapoderes, la democracia interna y la relatividad del ejercicio del poder y de la jerarquía son la norma.

Discúlpenme si les he aburrido pero observen a su alrededor y piensen en grupos humanos, empresas, países, partidos políticos, lo que les ocurra y mediten si a bastantes de sus lideres no se les podría aplicar la teoría de la cretinización. Estoy seguro de que les vendrán a la mente rostros y situaciones y, con una sonrisa triste, me darán la razón.

jueves, 31 de mayo de 2012

A slow economy

Al igual que movimientos como el llamado "slow food" tienen un impacto positivo en la calidad de vida de quienes lo practican, tanto desde un punto de vista físico como desde un punto de vista anímico, propongo que lancemos un movimiento hacia la "slow economy", entendida como un proceso de mayor reflexión en la toma de decisiones tanto corporativas como a nivel macroeconómico. Muy probablemente una economía de estas características incidiría de forma clara en la salud, tanto económica como cultural, de nuestras organizaciones.   

Si quieres leer el artículo completo, haz click en: http://www-origin.finanzas.com/opinion/marcos-eguiguren/20120529/economy-3121.html

domingo, 20 de mayo de 2012

Los tres cerditos: del papel educador de la banca

En una reciente entrada del blog Dinero y Conciencia de Joan Melé, titulada ”Hay que crear una epidemia de entusiasmo”, leíamos hace unos días como Joan pone énfasis en la educación como elemento clave para una sociedad mejor y como nos remite a valores como el esfuerzo, la cooperación y el cuidado del otro como ejes de cambio para caminar hacia una sociedad más humana.

Ese texto me llevó a meditar acerca del papel fundamental de la educación en cualquier sociedad y a pensar en cuáles son los agentes educativos por excelencia. Lógicamente a la cabeza me vinieron de inmediato la escuela y la familia pero, ¿sólo existen esos agentes educativos? ¿qué me dicen del barrio, del municipio, de la empresa, del club deportivo, de la banca, del estado, o de tantas y tantas organizaciones humanas que deberían anteponer a muchas otras finalidades, la finalidad educativa hacia sus miembros o, dicho en términos empresariales, hacia sus ”stakeholders”?

Y fíjense que hablo de “educación hacia” y no de “educación de” porque siempre he entendido la educación como un concepto activo en el que educadores y educandos comparten y desarrollan conocimiento y valores desde la práctica y desde la acción. Sólo desde la acción se desarrolla la conciencia y se educan los individuos. La educación pasiva siempre tiene efectos limitados e incluso puede ser deseducadora depende del enfoque que se le de.

De ahí que me atreva a lanzar una línea de posts en témirnos alegóricos sobre la importancia del papel educativo de muy diversas instituciones. Uno de nuestros principales problemas en la actualidad es que la sociedad en general, y la familia en particular, hemos delegado en exceso la responsabilidad educativa sobre el sistema escolar y, a mi entender, eso es un error, un símbolo de una sociedad acomodaticia y falta del sentido de la responsabilidad. Pero, detendré mi análisis aquí. No pretendo hacer un ensayo de esos posts, creo que eso lo harán estupendamente mis lectores con sus comentarios y reflexiones, sólo deseo lanzar el reto para que otros me sigan y podamos poner una piedra más que construya esa epidemia de entusiasmo que nos pidé Melé.

Será por deformación profesional, cosa que me ocurre a menudo, pero creo que iniciaré mis reflexiones con una alegoría acerca del papel educativo de la banca y para ello utilizaré el conocido cuento de “Los Tres Cerditos”, fábula anónima del S. XVIII que ganó en notoriedad gracias a la versión en dibujos animados realizada por Walt Disney a principios de la década de los 30 del pasado siglo.

La mayoría de mis lectores conocerán esa famosa historia de tres cerditos que deben ya dejar la casa paterna y construir su propia casa en el bosque. El más joven la hace de paja pues de esta forma acabará muy deprisa y podrá dedicarse a jugar y a divertirse. El mediano, al ver que su hermano lo pasa tan bien, decide hacer su casa de madera, tardará un poco más que su hermano pero no será gran cosa y podrá unirse a aquél en sus juegos. El mayor, por último, ajeno a la frivolidad de sus hermanos, dedica tiempo y esfuerzo a construir una sólida casa de ladrillo.

Hasta aquí, todos vivían felices en sus respectivas casas hasta que una noche, un lobo hambriento se acercó hasta la vivienda de paja. El cerdito más pequeñó vio con espanto como el lobo soplaba y soplaba hasta que derribó la débil estructura lo que obligó al cerdito a huir y a refugiarse en la casa de su hemano mediano. Pero el lobo no estaba dispuesto a dejar escapar su presa y le siguió hasta allí. Los dos hermanos, aterrados se habían guarecido en el interior de la casa de madera. Pero el lobo no cejaba en su empeño y sopló y sopló más fuerte esta vez hasta que al final, la estructura de madera cedió. Los dos cerditos contituaron huyendo con el lobo tras sus pasos y se guarecieron en la casa de ladrillo del hermano mayor.

Éste les acogió en su hogar y cuando el lobo llego, ni sus más potentes soplidos pudieron con la casa del cerdito mayor, pero el lobo, astuto, escaló hasta la chimenea para deslizarse por ella hasta el interior de la casa. Afortunadamente, el habil cerdito mayor había preparado un caldero de agua hirviendo con lo que, cuando el lobo logró colarse en el interior de la vivienda sólo logró escaldarse y se vió obligado a huir con el rabo entre las piernas.

Como ya he advertido no quiero sacar ninguna conclusión apriorística de la conocida fábula pero sí quiero destacar el papel educador de la banca al apoyar los tres diferentes tipos de negocio que representa cada uno de los tres cerditos. Porque, como ustedes supondrán incluso en tiempos antiguos y en mundos de fábula, la banca, como tantas otras profesiones, ya existiá. Y nuestros cerditos tuvieron que acudir a los banqueros a solicitar la necesaria financiación para construir sus viviendas. Veamos cómo reaccionaron cada uno de nuestros tres bancos imaginarios.

El Banco del Bosque Alegre, BBA, facilitó financiación a nuestro más joven e inexperto cerdito. La operación se consiguió de forma sencilla, nuestro cerdito presentó una memoria muy simple, casi sin detalles, sobre la construcción a realizar. Algún dato poco consistente pero aparentemente suficiente para su banco, dió acerca de su capacidad de pago y de sus proyectos personales y vitales. Sin embargo, como el importe a financiar no era muy elevado el BBA no se preocupó en demasía, ¡ya lo pagará de alguna forma!. Tanto era así que, para poder incrementar los ingresos del banco en forma de intereses y comisiones, le ofreción darle algo más de lo objetivamente necesario para la construcción y que nuestro joven cerdito pudiera correrse tranquilamente alguna de sus juergas en el bello bosque.

¿Cuál es el mensaje formativo que desde la experiencia activa de la relación entre BBA y el joven cerdito, pudo recibir este último? Sencillo: el dinero es fácil de conseguir aunque no seas muy riguroso en su utilización o en la justificación de su destino, es totalmente normal el dedicar parte del dinero prestado a ocio, es verdad que tienes que devolver el dinero que pides a crédito pero tranquilo, ya encontraremos soluciones, tu moralidad y tu proyecto vital no me importan demasiado. Sólo me importa cargarte intereses y comisiones y que lo pagues antes o después.

La experiencia del cerdito mediano con el Banco del Bosque Bello, BBB no fue demasiado distinta. El BBB fue algo más riguroso en el análisis de la memoria de construcción. No querían que, con su dinero, se construyera un activo de poco valor que pudiera afectar a sus garantías. Ello obligó a presentar un proyecto de mayor solidez pero tampoco BBB tuvo inconveniente en prestar un poquito más para financiar el ocio del cerdito mediano. Los mensajes formativos para nuestro cerdito no fueron muy distintos que los que recibió su joven hermano salvo alguna excepción: hay que justificar bien el destino del crédito para construir activos que representen un valor acorde a lo financiado, sin embargo no pasa nada por destinar algo a otras actividades no productivas y por tanto, el valor del dinero también lo ponemos algo en entredicho y, una vez más, tu proyecto vital no me importa mucho mientras me pagues.

Una experiencia distinta fue la que tuvo el hemano mayor con el Banco del Bosque Consciente, BBC. A priori podría parecernos una relación más difícil, las exigencias del BBC fueron mayores y mucho más rigurosas y profesionales. Los ejecutivos del BBC tuvieron largas discusiones con nuestro cerdito, se interesaron en profundidad por su proyecto de construcción e incluso sugirieron mejoras y modificaciones. No sólo estaban viendo a nuestro cerdito como una fuente de flujo de caja sino como un individuo irrepetible con sueños, retos y proyectos profesionales y vitales. Por eso se interesaron en detalle, no sólo en su capacidad de pago, sino en su vinculación personal profunda con las actividades que le permitían ganarse la vida. Por descontado los ejecutivos de BBC no plantearon conceder mayor financiación que la que requería el propio proyecto.

Las lecciones formativas que adquirió nuestro cerdito fueron radicalmente distintas a las que recibieron sus hermanos: el dinero tiene valor, el dinero sirve para hacer cosas reales que aporten valor a la raza porcina, una cierta capacidad de ahorro es importante, nos importas tú, no como cliente a “explotar” sino como cerdito con el que nos aliamos porque en tí vemos un individuo con valores y equilibrado con un proyecto sensato y responsable.

Tal vez fue más difícil conseguir dinero en el BBC que en las otras dos entidades pero las consecuencias en cuanto a la solidez y el valor de uso del negocio que se llevó a cabo y su consiguiente impacto en el resto de la sociedad porcina (no olvidemos que acabó salvando la vida a sus hermanos), la posibilidad de repago del tercer crédito, infinitamente superior a las de los dos primeros (os recuerdo que el lobo destrozó las propiedades que fueron financiadas por BBA y BBB con sus consiguientes riesgos) y las positivas lecciones aprendidas por el tercer cerdito y que ya hemos destacado, ciértamente hacen de la experiencia de profesionalidad y rigor de BBC una excepcional ocasión para el aprendizaje, no sólo para el tercer cerdito sino también para los proveedores que colaboraron en la construcción que seguro que fueron objeto de un trato riguroso, profesional y personal.

Cuando al dinero le damos el valor que verdaderamente tiene, haremos siempre un uso más racional y social del mismo. Desde ese punto de vista el poder educador (o deseducador) de la banca es muy relevante y sino, y me alejo ahora de la fábula de nuestros cerditos, no olvidemos el ejemplo poco edificante que buena parte de la banca mundial ha dado en las últimas dos décadas.

Tal vez los valores que atesora nuestro tercer cerdito: Esfuerzo, Solidaridad y Ejemplo (ESE) debieran ser incorporados en los códigos éticos de los diferentes bancos por parte de sus consejos de administración y ratificados por las juntas generales de accionistas, e incorporados de alguna foma razonable en la labor de los reguladores. De esta forma el efecto multiplicador de la banca no sólo sería financiero sino también claramente educacional.

En cuanto al cerdito joven y a su hermano mediano, me temo que los soplidos del lobo y la destrucción de sus castillos de arena, les sirvieron de suficiente lección, a pesar de sus bancos.