Seguro que muchos de ustedes se
desternillarán cuando lean la frase que acuñó un famoso economista, John K.
Galbraith y que, debo reconecer que lleva parte de verdad: "La economía es
muy útil para dar trabajo a los economistas".
No estoy muy seguro de qué hay de cierto en
esa frase. Yo también soy economista aunque me he dedicado prácticamente
siempre a la economía de la empresa, lo que es un tanto distinto a dedicarse a
la economía general y seguro que no es muy comparable. Pero cuando leo a mis
colegas, a los que se dedican a las "cosas serias", a la economía
"en mayúsculas" tengo una cierta tendencia a aliarme con la frase de
Galbraith.
Recientemente he estado revisando alguna
bibliografía del famosísimo Arthur Laffer, el creador de la llamada "curva
de Laffer". Las tesis de Laffer se pueden resumir de forma sencilla: un
estado puede subir el porcentaje de impuestos pero ello no necesariamente provocará
la subida de la recaudación pública. Efectivamente, las subidas impositivas generan
mayor recaudación pero, si esas subidas continúan, llegará un momento en que un
punto porcentual adicional de subida generará una subida de recaudación en
términos absolutos inferior a ese punto, e incluso llegará otro momento en que
un punto adicional de subida, generará incluso una disminución de la
recaudación.
Cuando uno analiza ese hecho se dice: normal,
cualquier subida de impuestos desincentiva la actividad económica y puede haber
agentes económicos que decidan disminuir la actividad porque cualquier esfuerzo
adicional no les compensa en términos de retorno neto después de impuestos.
Laffer, a quién podemos englobar entre los
economistas liberales (ojo, no he hablado para nada de neoliberales) aboga por
un sistema impositivo en que el porcentaje de recaudación máximo se fije en
términos de optimización de la actividad. Es decir, el porcentaje óptimo de
carga fiscal es aquél que permite que la actividad siga creciendo y en qué un
punto adicional de carga fiscal genere un punto más en la recaudación. Ello
implica en la práctica impuestos limitados.
Pero vayámonos ahora a otro paradigma. He
podido leer últimamente "Le Capital au XXIe siècle", la magna obra
(tanto por su importancia como por su inmenso volumen en número de páginas) del
economista francés Thomas Piketty. Piketty hace un profundo análisis de las
desigualdades económicas en los principales países y, dentro de cada país,
entre los diferentes estratos sociales, con una perspectiva histórica de más de
dos siglos. Vamos que Piketty analiza como eran las desigualdades en el pasado
y las compara con las de hoy en día y hace determinadas proyecciones de futuro.
Haciendo un resumen muy peligroso porque resumir un libro tan largo y denso en
unas líneas es un atrevimiento enorme, Piketty concluye que las desigualdades
económicas, que fueron menguando durante buena parte de la segunda mitad del
pasado siglo XX, se han vuelto a acelerar y, hoy en día apuntan, de no mediar
solución alguna, a volver a situarse en las cifras de finales del siglo XIX o
principios del siglo XX. Vamos, que según Piketty vamos para atrás como los
cangrejos.
Lo interesante aquí es que, en parte, las
soluciones por las que aboga el economista francés pasan, entre otras, por la
instauración de un impuesto especial y progresivo sobre el capital, sobre los
patrimonios acumulados, de forma que se puedan financiar los desarrollos del
estado del bienestar, disminuir la deuda pública y, sobre todo, desincentivar
la acumulación excesiva de capital y los comportamientos asociados que esta
conlleva.
Al igual que me pasaba con el caso de Laffer,
cuando uno analiza este posicionamiento del economista francés, uno piensa:
normal, con este tipo de medidas se podría disminuir la deuda pública a niveles
razonables y se desincentivarían comportamientos empresariales e inversores
excesivamente sesgados, centrados en la obtención exclusiva de beneficio y demasiado
arriesgados. Pagarían sobre todo los que tienen mucho más, lo que conllevaría
un mejor equilibrio de la riqueza.
Probablemente calificaríamos a Piketty como
un economista "de izquierdas". No estoy seguro. Lo que si sé es que ya he leído alguna
declaración de Laffer en la que acusa al francés de no entender de economía. No
he tenido oportunidad de leer nada de Piketty respecto a Laffer pero estaré
atento por si hubiera alguna declaración explosiva.
La mayoría de mis lectores no son economistas
pero estoy seguro de que, más allá de sus afinidades ideológicas personales, se
estarán ahora preguntando: ¿y cuál de los dos tiene razón?
Lamento decirles que, bajo mi criterio, y
ello no quiere decir que esté en lo cierto, ambos llevan razón. La división de
las familias políticas entre el supuesto mundo liberal y del capital y el
supuesto mundo de la izquierda o del trabajo, es una división que no favorece
en demasía el desarrollo de la humanidad en esta época postmoderna. Laffer no
se equivoca cuando dice que impuestos crecientes sobre la renta pueden
desincentivar la generación de riqueza y Piketty no se equivoca cuando dice que
un mayor impuesto especial sobre el capital desincentivaría la acumulación de
riqueza y favorecería menores desigualdades. Y no se equivocan porque están
diciendo lo mismo: los impuestos pueden acabar desincentivando determinados
comportamientos.
La sociedad necesita una síntesis de lo mejor
de los análisis económicos liberales con lo mejor de los análisis económicos de
la izquierda pero sin dogmatismos y sin clientelismos en su aplicación.
Necesitamos una nueva economía liberal - humanista en que el ser humano y su
desarrollo armónico sean el eje sobre el que se sustenta. Para ello tenemos que
sintetizar, mezclar e innovar tanto en políticas fiscales como en muchas otras
cosas.
En 1789 el Artículo primero de la
"Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano" ya rezaba:
"Las diferencias sociales no pueden sustentarse más que en el bien
común". Ya han pasado muchos años y
no hemos avanzado demasiado.
1 comentario:
Totalmente de acuerdo. Es incomprensible que soluciones tan lógicas no sean abordadas debido a una visión muy poco social y cortoplacista, unidas a la codicia excesiva.
Compartir es la base para la generación de riqueza y es obvio que a medio y largo plazo las grandes riquezas también saldrían beneficiadas por pagar más impuestos.
Ahora es necesario más que nunca mirar a medio y largo plazo para potenciar un sistema económico más humano y social.
Creo que aqui los profesionales tenemos una gran responsabilidad.
Juan Medina
@JuanMedinaMo
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