En mi post del mes pasado argumentaba que "si no existiera la banca habría que inventarla" porque, a pesar de los pesares y pese a los hechos ocurridos en los últimos años, el papel de esta actividad económica sigue siendo fundamental para nuestra sociedad.
En mi reciente artículo "Hacia una banca con valores o "Banca 3.0" publicado por compromisorse y otros medios digitales, resumo algunos elementos clave del modelo de negocio de los bancos que forman la Alianza Global para una Banca con Valores (global Alliance for Banking on Values, www.gabv.org) que aglutina a más de una veintena de bancos y entidades financieras de los cinco continentes que tienen como elementos comunes situar el desarrollo humano y el respeto al medio ambiente por encima de la mera consecución de resultados económicos, aunque sin descuidar este importante apartado.
Espero que disfrutes del artículo Hacia una banca con valores
martes, 23 de julio de 2013
sábado, 1 de junio de 2013
Si no existiera la banca
Sino existiera la
banca tendríamos que inventar algo similar que cubriera la misma necesidad.
Porque la banca, desde tiempos inmemoriales, es el principal proveedor de
energía para la actividad económica, el aceite que lubrica los motores de esa actividad, la savia que la riega. Y esta necesidad existe y seguirá
existiendo mientras sigamos dentro del mismo paradigma económico en el que
estamos y, me atrevería a asegurar, continuará existiendo esa necesidad incluso
ante hipotéticos paradigmas alternativos que hoy mismo desconocemos y cuya
estructura y forma ni podemos sospechar.
PARA LA EMPRESA, FINANCIANDO
LA ACTIVIDAD DEL DÍA A DÍA.
La banca nutre de
liquidez a las empresas para que estas puedan financiar sus necesidades de
circulante y que son las que posibilitan el negocio normal en el día a día:
soportar las existencias necesarias para asegura el servicio a sus clientes y
financiar, además, el crédito que en ocasiones tenemos que otorgar a los mismos
para facilitar y posibilitar nuestras ventas. Si la banca no cumple su función
de conceder financiación de circulante, no está cumpliendo con su misión
principal como intermediario financiero y está siendo un impedimento para el
día a día de la actividad productiva.
PARA LA EMPRESA, FINANCIANDO
EL FUTURO.
Además, entre otros
agentes, la banca es responsable de aportar financiación estable a las empresas
para que, combinándolas con la aportación de financiación de los accionistas o
la autofinanciación, estas puedan abordar nuevos proyectos de inversión y de
innovación que permitan el desarrollo futuro. Si la banca no cumple con esa
función de facilitar financiación a largo plazo para las nuevas inversiones,
está poniendo en peligro el desarrollo futuro de las empresas y por tanto, de
la actividad económica en general.
PARA LOS
PARTICULARES, FINANCIANDO LA NECESIDAD DE FINANCIACIÓN DE CONSUMO RESPONSABLE A
LARGO PLAZO.
Dada la capacidad
de ahorro limitada que presenta la mayor parte de los consumidores, de no
existir la banca, estos tendrían problemas cuando llega el momento en que
necesitan enfrentarse a determinadas
adquisiciones de envergadura (el ejemplo más concreto sería el de la compra de vivienda).
La banca, desde una perspectiva responsable y, siempre teniendo en cuenta las
verdaderas capacidades del particular, tiene el deber de anticipar parte de esa
capacidad de ahorro de su cliente para que este pueda cubrir sus necesidades de
consumo a largo plazo. Si la banca no cumple con esa función, pone en peligro
la cobertura de ciertas necesidades de los clientes que, al mostrar capacidad
de ahorro a largo plazo, deciden anticipar parte de esa capacidad para realizar
inversiones responsables en determinado tipo de bienes. Al no anticiparla, la
banca además, estaría poniendo palos en la rueda de un desarrollo sostenible de
la actividad económica.
El problema actual
de parte de la actividad bancaria en muchos países es que, durante bastantes
años, esas tres funciones clave se han hecho sin prestar demasiada atención a
la necesaria sostenibilidad de las empresas, proyectos o consumidores
financiados. Es decir, sin prestar la debida atención al riesgo, imprescindible
para poder obtener rentabilidad pero cuyo control es también imprescindible
para asegurar la capacidad de devolución del dinero que los depositantes han
confiado a las entidades financieras.
Pero desde luego la
solución a los problemas de la banca no es dejar de cumplir con esas tres
funciones sino volver a hacerlo como siempre se debería haber hecho, con
criterios sostenibles y con profesionalidad.
La banca tiene un
papel fundamental en la revitalización de la actividad económica. Para cumplir
con el mismo los bancos tiene que fortalecer sus balances y asegurar la profesionalización
de sus estructuras con personas responsables, con experiencia y con
conocimientos adecuados para llevar a cabo las tres funciones que hemos
indicado más arriba. Por eso, es una obligación para la banca responsable el
optimizar la cadena de valor relacionada con todo lo que está alrededor de la de
concesión de financiación en el sentido más amplio de la palabra.
1)
Siendo proactiva en la función
comercial y dedicando buena parte de sus recursos humanos a, de forma
organizada y respetuosa con el riesgo, ir a buscar demanda de crédito solvente
que podamos satisfacer.
2)
Revisando la estructura
organizativa y los procedimientos internos de aprobación de operaciones
crediticias para disminuir el “time-to-disbursement” de cualquier posible
operación desde que se realiza la primera prospección hasta que finalmente se
formaliza la facilidad y se desembolsa la misma. Todo ello sin menoscabo del
imprescindible análisis de la calidad del riesgo.
3)
Analizando los perfiles de los
profesionales que están vinculados al negocio de “lending”, asegurándonos de que
tienen las características adecuadas desde tres puntos de vista: la
proactividad comercial, la rigurosidad y las capacidades necesarias para la
correcta interpretación del riesgo, y la
constancia necesaria para el seguimiento de las operaciones y para la relación
con el cliente.
Impulsar la
concesión de financiación no solo es un deber de los profesionales de la banca
para con su entidad y para con la cuenta de resultados de la misma, es un deber
de la banca hacia la recuperación de la actividad económica en términos
generales.
Y, en cualquier
caso, si no existiera la banca, habría que inventarla.
miércoles, 27 de marzo de 2013
Volver a la sensatez
Para acabar el mes de marzo una acertada reflexión de mi amigo Joan Melé sobre el modelo de negocio de la banca con valores y, en líneas generales, sobre si lo que entendemos como la necesaria innovación y reinvención del mundo financiero no será ni más ni menos que una simple "vuelta a la sensatez".
Volver a la sensatez
Volver a la sensatez
miércoles, 20 de marzo de 2013
El vendedor de humo
Te ruego veas este breve video de animación"El vendedor de humo", son solo seis minutos y es genial.
Encuentro este corto en el blog de mi colega Luis Miguel Barral (interesante leer sus reflexiones):
http://inteligenciaetica.com/2013/03/el-vendedor-de-humo/
Al igual que a él, el video me sugiere montones de cosas. Desde el punto de vista del hombre como consumidor me recuerda aspectos como la banalidad del ser humano que busca la felicidad donde no existe, la estupidez de la sociedad de consumo, el carácter efímero de la riqueza material, etc.
Si pensamos ya no tanto en el consumidor individual sino en las sociedades afectadas por el consumismo, en el video se adivinan los efectos desestabilizadores que el consumo poco racional puede tener sobre la armonía y las capacidades intrínsecas de nuestras sociedades reduciéndolas a grupos de consumidores cuyo afán es consumir más y no a sociedades armónicas cuyo afán es crecer como tal sociedad.
Y, por último, si nos fijamos en el lado de la oferta, nos recuerda la frivolidad y falta de responsabilidad de una sociedad basada en un feroz marketing de consumo, en la falta de responsabilidad de las políticas comerciales y de venta de tantas compañías y en la falta de criterios éticos y de sostenibilidad en las políticas de lanzamiento de productos.
Pero, en fin, basta ya de palabrería. Te dejo con el video. Son solo seis minutos. Disfrútalos.
Encuentro este corto en el blog de mi colega Luis Miguel Barral (interesante leer sus reflexiones):
http://inteligenciaetica.com/2013/03/el-vendedor-de-humo/
Al igual que a él, el video me sugiere montones de cosas. Desde el punto de vista del hombre como consumidor me recuerda aspectos como la banalidad del ser humano que busca la felicidad donde no existe, la estupidez de la sociedad de consumo, el carácter efímero de la riqueza material, etc.
Si pensamos ya no tanto en el consumidor individual sino en las sociedades afectadas por el consumismo, en el video se adivinan los efectos desestabilizadores que el consumo poco racional puede tener sobre la armonía y las capacidades intrínsecas de nuestras sociedades reduciéndolas a grupos de consumidores cuyo afán es consumir más y no a sociedades armónicas cuyo afán es crecer como tal sociedad.
Y, por último, si nos fijamos en el lado de la oferta, nos recuerda la frivolidad y falta de responsabilidad de una sociedad basada en un feroz marketing de consumo, en la falta de responsabilidad de las políticas comerciales y de venta de tantas compañías y en la falta de criterios éticos y de sostenibilidad en las políticas de lanzamiento de productos.
Pero, en fin, basta ya de palabrería. Te dejo con el video. Son solo seis minutos. Disfrútalos.
domingo, 24 de febrero de 2013
Los deditos de Blanca
Blanca es mi nieta.
Tiene poco más de un año y es un encanto. Ya camina, sonríe sin parar y entre
grita y balbucea intentando hablar y comunicarse así con sus mayores. Su rostro
es increíblemente expresivo y es capaz de transmitir multitud de emociones:
alegría, complicidad, deseo, sorpresa, picardía, cariño, tristeza,…
Ese pequeño diablillo
alegra la vida de todos los que estamos a su alrededor. Cuando llega a casa
desaparece cualquier atisbo de malhumor o de tensión, los problemas se
desvanecen y se aplazan hasta que su ausencia nos devuelve de nuevo a la
normalidad. Dicen que el ser humano nace con la alegría de la vida
profundamente implantada en su ser y confiando en los demás de forma natural.
Dicen que tan solo el paso de los años nos transforma en los seres adultos que
somos, supuestamente inteligentes, con multitud de normas de etiqueta y de
conducta, habitantes de una sociedad que, por el afán de ser competitiva,
sagrada palabra que envuelve a todo tipo de actividad humana, sea o no
económica, nos vuelve individualistas y desconfiados.
Tan individualistas
y desconfiados que necesitamos de un sinfín de reglas, mecanismos, estructuras
y sanciones para que no nos devoremos los unos a los otros. Mecanismos,
estructuras y sanciones que consiguen lo contrario de lo que se pretendía y que
acaban por alimentar a una sociedad anquilosada, egoísta y temerosa, ya no solo
de sus congéneres sino también de las numerosas normas que se ha dado a si
misma y que son casi imposibles de cumplir en su totalidad tal es la ingente
carga normativa que nos abruma.
“Homo homini
lupus”. El filósofo británico Hobbes, hacía suya esa conocida frase latina en
su “Leviatán”: “el hombre es un lobo para el hombre” y defendía que el egoísmo
es un elemento básico definidor del comportamiento humano que provoca que el
hombre se dote de una serie de convenciones sociales para suavizar y corregir
tal comportamiento facilitando de esa forma la convivencia.
Pero Blanca no
conoce a Hobbes ni sabe que el hombre es un lobo para el hombre y sonríe
confiada y alegre a todo aquél que se le ponga por delante. Es tal su inocencia
que sería capaz de ponerse a jugar con el peor de los mortales quien, a su vez,
probablemente fuera también muchos años ha un bebé inocente y un niño alegre y
confiado.
Hay que cuidar de
Blanca, y hay que educarla, aunque hacerlo a veces signifique acelerar sus
pasos hacia la desconfianza para con el género humano. Pero hay algo que
todavía inspira mi esperanza. Tal vez algo pueda cambiar en el futuro. Tal vez
no sea imprescindible educar en una cierta desconfianza o como mínimo en una
cultura de la prevención para sobrevivir. Blanca es una perfecta muestra de
nuestra recién estrenada sociedad digital. Se desenvuelve con la soltura torpe de
una niña de un año con todo tipo de trastos con pantalla táctil y sus deditos
se afanan en pasar de una imagen a otra deslizándose nerviosos sobre el cristal
en la esperanza de ver como nuevas imágenes van apareciendo y regalando sus
sentidos.
Tal vez, solo tal
vez, los deditos de Blanca y de todos los bebés que forman su recién llegada
generación, acostumbrados desde pequeños a pasar con facilidad digital imágenes
y páginas, sean capaces de pasar la perenne página del egoísmo humano, de la
falta de confianza en nuestros congéneres y de su consecuencia, las sociedades
excesivamente reglamentadas y ajenas a la búsqueda de la felicidad. Tal vez,
solo tal vez, esos bebés de hoy conserven a lo largo de su crecimiento esa
inocencia inteligente que haga posible el cambio profundo en las relaciones
humanas.
Tal vez, solo tal
vez. Yo siento que ya no puedo. Es tarde, estoy demasiado contaminado. Lo sigo
intentando pero no se muy bien en quien confiar. Tal vez no confíe ni en mí
mismo. Pero tú Blanca, tal vez estés a tiempo. Pasad página con vuestros
deditos. Conseguid un mundo mejor. Nosotros no supimos. Si lo intentáis, tal
vez, solo tal vez, el hombre deje de ser un lobo para el hombre.
Suerte.
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