He
estado dudando mucho sobre como titular este post. A la cabeza me ha
venido la palabra “rescátate” pero al final me ha parecido un
mensaje con una lectura un tanto negativa y finalmente me he
inclinado por el mucho más positivo y tecnológico de “#Reiníciate”.
No
quiero que se me tache de oportunista y que utilizo una derivación
del título de la emisión televisiva de ayer, 10 de junio de 2012,
del programa Salvados, #ReiniciandoEspaña, pero la realidad es que
fue una muestra del periodismo que necesitamos, sin renunciar a una visión crítica de la situación pero optimista, mostrando las cosas que funcionan, mostrando caminos
diferentes y transmitiendo el entusiasmo de - en la misma forma que
me gusta dedicar mi libro “Empresa 3.0” a aquellos que me lo
solicitan - que otra forma de hacer las cosas es posible.
Si el
domingo 10 de junio tuvimos ese ejemplo de periodismo positivo que
ayuda a salir del letargo en el que está sumida la sociedad
española, el lunes 4 de junio tuve un ejemplo de lo contrario. Ese
día se habían publicado los datos de la EPA correspondientes a mayo
y arrojaban una disminución del paro aunque inferior a las
registradas en ese mismo mes en los últimos años. Dio la casualidad
de que ese día por una serie de motivos, tuve que estar en el coche
– lo que suelo aprovechar para escuchar la radio - en diferentes
momentos del día, hacia primera hora de la mañana, hacia el
mediodía y a media tarde. Pues bien, una importante emisora de radio
se hacía eco de la noticia relativa a los datos de la EPA y lo hizo
a través de una serie de entrevistas con personas que estaban
padeciendo situación de desempleo. En los archiconocidos programas
de cada una de las tres franjas horarias se sucedieron más y más
entrevistas, a cuál más triste y deprimente. Fueron horas
radiofónicas de desesperanza.
Se que
son momentos duros, conozco gente que está en situación de
desempleo y que lo está pasando mal pero una cosa es informar
objetivamente de lo que está ocurriendo y otra muy distinta es
cebarse en el mal ajeno construyendo un mensaje casi luctuoso y
victimista que paraliza a la gente, que la transforma en víctima de
la situación y que psicológicamente le dificulta protagonizar la
necesaria remontada. Personalmente me quedo con la visión optimista
que nos dejó ayer Salvados, no exenta de crítica a lo que está
ocurriendo pero que apela al compromiso individual y que apela a que
nos convirtamos en protagonistas activos del cambio y que olvidemos
el papel de victimas.
El
programa de ayer fue la muestra de que sólo con el coraje humano y
el compromiso individual se pueden cambiar las cosas. Un ex
vicepresidente de uno de los mercados bursátiles más importantes de
Europa transformado en embajador del movimiento de la “economía
del bien común”. Un psicólogo de una residencia para
personas con problemas psíquicos transformado en empresario de éxito
precisamente en una empresa social que utiliza el trabajo como
elemento regenerador para personas con esa problemática. Un veterano
político que tuvo el coraje de abandonar su partido cuando éste
estaba en la cresta de la ola al darse cuenta de la bajeza de
determinados comportamientos en el seno del mismo. Un grupo de
vecinos de un municipio que deciden implicarse en serio, se transforman en asociación y consiguen
la alcaldía de su pueblo fuera de la disciplina de cualquier partido
político para regenerar la vida del municipio y equilibrar sus
finanzas. Y, finalmente, un ex director de una entidad bancaria
tradicional que, a sus casi sesenta años, decidió dejar su puesto
de trabajo de toda la vida para pasar a ser uno de los impulsores de
la banca ética en España.
Todos
ellos gente que ha decidido reiniciarse, gente que ha decidido pasar
de la queja a la acción. La gente que hace que las cosas cambien.
#Reiníciate.
Transfórmate en protagonista. No esperes que nadie te rescate y
rescátate tú mismo. Olvídate de los gobiernos y de los banqueros.
Sacúdete el sopor y el dulce letargo de la derrota y ponte en
marcha. Si no estáis de acuerdo con el funcionamiento de la política,
cread una plataforma vecinal y luchad por la conquista del gobierno de
tu pueblo. O militad en un partido político y hacedlo en bloque,
apuntaos un grupo importante de gente que crea que la vida interna
de los partidos requiere de una regeneración y trabajad desde dentro
para expulsar a quien no entiende la grandeza de la política con
mayúsculas y para cambiar los estatutos y la forma de funcionar de
esas instituciones.
Si sois
empresarios, cambiad. Rodeaos de gente íntegra y situad el beneficio
económico como uno más de los ejes alrededor del cuál ha de girar
vuestra compañía pero no el único. Meditad sobre el papel de
vuestra empresa en la sociedad y, más allá del necesario beneficio,
pensad si vuestros productos, vuestros servicios o vuestro modelo de negocio contribuyen definitivamente
a la mejora del mundo y, sino lo tenéis claro, cambiad. Dad un giro.
Si sois
parados, salid a la calle. Pero no a quejaros o a manifestaros, salid
a encontraros con otras personas en la misma situación, tejed
complicidades, encontrad otras personas que tengan capacidades
complementarias a las vuestras y soñad, soñad con crear juntos una
empresa, un movimiento cooperativo, generad ideas de negocio y ved
como podeís ponerlas en práctica. Ir a vuestro ayuntamiento y pedid
apoyo de verdad a los técnicos de promoción económica, que dejen
la tarea fácil de administrar tres cursitos de dudosa utilidad y que
busquen la forma de apoyaros en la creación de empresa. Tal vez no
todas las iniciativas tengan éxito pero sólo con que lo tenga una
de cada diez habremos avanzado mucho. Y aquellas que no tengan éxito
también lo habrán tenido porque en el proceso habréis aprendido
mucho, os habréis convertido en protagonistas y no en víctimas,
estaréis más activos y preparados para el momento, cada día más
cercano, en el que la economía volverá a dar señales de vida fruto
del compromiso de todos.
Y, si ya
estáis trabajando, hacedlo con ahínco. Encontrad el sentido a lo
que hacéis. Recordad que un albañil puede decidir si su oficio es
el de colocar ladrillos o el de construir catedrales. Encontrad
vuestra catedral. Si sois exigentes con vosotros mismos, sedlo
también con vuestra empresa en un sentido holístico. Exigid un
comportamiento íntegro de vuestros superiores. Velad por la ética
del proyecto del que sois parte importante. Trabajad para que la
compañía sea solvente y aporte a la sociedad y sentíos satisfechos
de ello porque también es vuestro éxito. Y, sino sentís que sea
así, si a pesar de vuestros esfuerzos no observaís una sólida base
ética en la empresa, sed valientes y buscad otros horizontes.
#Reiníciate.
Yo también estoy en ello.
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