lunes, 11 de junio de 2012

#Reiníciate


He estado dudando mucho sobre como titular este post. A la cabeza me ha venido la palabra “rescátate” pero al final me ha parecido un mensaje con una lectura un tanto negativa y finalmente me he inclinado por el mucho más positivo y tecnológico de “#Reiníciate”.

No quiero que se me tache de oportunista y que utilizo una derivación del título de la emisión televisiva de ayer, 10 de junio de 2012, del programa Salvados, #ReiniciandoEspaña, pero la realidad es que fue una muestra del periodismo que necesitamos, sin renunciar a una visión crítica de la situación pero optimista, mostrando las cosas que funcionan, mostrando caminos diferentes y transmitiendo el entusiasmo de - en la misma forma que me gusta dedicar mi libro “Empresa 3.0” a aquellos que me lo solicitan - que otra forma de hacer las cosas es posible.

Si el domingo 10 de junio tuvimos ese ejemplo de periodismo positivo que ayuda a salir del letargo en el que está sumida la sociedad española, el lunes 4 de junio tuve un ejemplo de lo contrario. Ese día se habían publicado los datos de la EPA correspondientes a mayo y arrojaban una disminución del paro aunque inferior a las registradas en ese mismo mes en los últimos años. Dio la casualidad de que ese día por una serie de motivos, tuve que estar en el coche – lo que suelo aprovechar para escuchar la radio - en diferentes momentos del día, hacia primera hora de la mañana, hacia el mediodía y a media tarde. Pues bien, una importante emisora de radio se hacía eco de la noticia relativa a los datos de la EPA y lo hizo a través de una serie de entrevistas con personas que estaban padeciendo situación de desempleo. En los archiconocidos programas de cada una de las tres franjas horarias se sucedieron más y más entrevistas, a cuál más triste y deprimente. Fueron horas radiofónicas de desesperanza.

Se que son momentos duros, conozco gente que está en situación de desempleo y que lo está pasando mal pero una cosa es informar objetivamente de lo que está ocurriendo y otra muy distinta es cebarse en el mal ajeno construyendo un mensaje casi luctuoso y victimista que paraliza a la gente, que la transforma en víctima de la situación y que psicológicamente le dificulta protagonizar la necesaria remontada. Personalmente me quedo con la visión optimista que nos dejó ayer Salvados, no exenta de crítica a lo que está ocurriendo pero que apela al compromiso individual y que apela a que nos convirtamos en protagonistas activos del cambio y que olvidemos el papel de victimas.

El programa de ayer fue la muestra de que sólo con el coraje humano y el compromiso individual se pueden cambiar las cosas.  Un ex vicepresidente de uno de los mercados bursátiles más importantes de Europa transformado en embajador del movimiento de la “economía del bien común”. Un psicólogo de una residencia para personas con problemas psíquicos transformado en empresario de éxito precisamente en una empresa social que utiliza el trabajo como elemento regenerador para personas con esa problemática. Un veterano político que tuvo el coraje de abandonar su partido cuando éste estaba en la cresta de la ola al darse cuenta de la bajeza de determinados comportamientos en el seno del mismo. Un grupo de vecinos de un municipio que deciden implicarse en serio, se transforman en asociación y consiguen la alcaldía de su pueblo fuera de la disciplina de cualquier partido político para regenerar la vida del municipio y equilibrar sus finanzas. Y, finalmente, un ex director de una entidad bancaria tradicional que, a sus casi sesenta años, decidió dejar su puesto de trabajo de toda la vida para pasar a ser uno de los impulsores de la banca ética en España.

Todos ellos gente que ha decidido reiniciarse, gente que ha decidido pasar de la queja a la acción. La gente que hace que las cosas cambien.

#Reiníciate. Transfórmate en protagonista. No esperes que nadie te rescate y rescátate tú mismo. Olvídate de los gobiernos y de los banqueros. Sacúdete el sopor y el dulce letargo de la derrota y ponte en marcha. Si no estáis de acuerdo con el funcionamiento de la política, cread una plataforma vecinal y luchad por la conquista del gobierno de tu pueblo. O militad en un partido político y hacedlo en bloque, apuntaos un grupo importante de gente que crea que la vida interna de los partidos requiere de una regeneración y trabajad desde dentro para expulsar a quien no entiende la grandeza de la política con mayúsculas y para cambiar los estatutos y la forma de funcionar de esas instituciones.

Si sois empresarios, cambiad. Rodeaos de gente íntegra y situad el beneficio económico como uno más de los ejes alrededor del cuál ha de girar vuestra compañía pero no el único. Meditad sobre el papel de vuestra empresa en la sociedad y, más allá del necesario beneficio, pensad si vuestros productos, vuestros servicios o vuestro modelo de negocio contribuyen definitivamente a la mejora del mundo y, sino lo tenéis claro, cambiad. Dad un giro.

Si sois parados, salid a la calle. Pero no a quejaros o a manifestaros, salid a encontraros con otras personas en la misma situación, tejed complicidades, encontrad otras personas que tengan capacidades complementarias a las vuestras y soñad, soñad con crear juntos una empresa, un movimiento cooperativo, generad ideas de negocio y ved como podeís ponerlas en práctica. Ir a vuestro ayuntamiento y pedid apoyo de verdad a los técnicos de promoción económica, que dejen la tarea fácil de administrar tres cursitos de dudosa utilidad y que busquen la forma de apoyaros en la creación de empresa. Tal vez no todas las iniciativas tengan éxito pero sólo con que lo tenga una de cada diez habremos avanzado mucho. Y aquellas que no tengan éxito también lo habrán tenido porque en el proceso habréis aprendido mucho, os habréis convertido en protagonistas y no en víctimas, estaréis más activos y preparados para el momento, cada día más cercano, en el que la economía volverá a dar señales de vida fruto del compromiso de todos.

Y, si ya estáis trabajando, hacedlo con ahínco. Encontrad el sentido a lo que hacéis. Recordad que un albañil puede decidir si su oficio es el de colocar ladrillos o el de construir catedrales. Encontrad vuestra catedral. Si sois exigentes con vosotros mismos, sedlo también con vuestra empresa en un sentido holístico. Exigid un comportamiento íntegro de vuestros superiores. Velad por la ética del proyecto del que sois parte importante. Trabajad para que la compañía sea solvente y aporte a la sociedad y sentíos satisfechos de ello porque también es vuestro éxito. Y, sino sentís que sea así, si a pesar de vuestros esfuerzos no observaís una sólida base ética en la empresa, sed valientes y buscad otros horizontes.

#Reiníciate. Yo también estoy en ello.

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