lunes, 25 de junio de 2012

El dinero según Ayn Rand


Una visión diferente del dinero nos la proporciona Ayn Rand, escritora y filósofa estadounidense de origen ruso que escribió entre la década de los treinta y la de los setenta del siglo pasado. Rand es la madre de una corriente filosófica muy influyente en el pensamiento anglosajón pero muy controvertida, llamada objetivismo. El objetivismo sostiene que a la realidad solo se la domina obedeciéndola, que el propósito moral de la vida es la búsqueda de la propia felicidad o «interés propio racional», y que el único sistema social acorde con esta moralidad es el del capitalismo en estado puro.

Quiero compartir algunos párrafos sobre su versión del papel y la naturaleza del dinero aparecidos en su Best Seller, “Atlas Shrugged”, traducido libremente por algunos editores como la Rebelión del Atlas, para algunos el segundo libro más influyente en la cultura estadounidense del siglo XX tras la Biblia. Los párrafos que siguen son una traducción propia del original en inglés.

Entonces, ¿usted cree que el dinero es la causa de todos los males? ¿Se ha preguntado alguna vez cuál es la naturaleza del dinero? El dinero es una herramienta de intercambio que no puede existir a no ser que hayan mercancías o servicios que se produzcan y seres humanos capaces de hacerlo. El dinero es la forma material que adopta el principio de que los hombres que desean tratar con otros deben hacerlo de forma comercial y dar valor a cambio de valor. El dinero no es la herramienta de los pedigüeños que reclaman tu producto a cambio de unas lágrimillas de compasión, ni la de los saqueadores y los burócratas que pretenden arrebatarlo por la fuerza. El dinero solo se hace posible si hay hombres que producen. ¿Es eso un mal?

Cuando aceptas dinero en pago por tu esfuerzo lo haces solo en la convicción de que lo intercambias por el producto del esfuerzo de otros. No son los pedigüeños, ni los saqueadores, ni los burócratas los que dan valor al dinero. Ni todas las lágrimas del océano ni todas las armas del mundo pueden transformar esos billetes de papel que llevas en tu cartera en el pan que necesitas para sobrevivir mañana. Esos trozos de papel, que deberían haber sido de oro, son un símbolo de honor, de tu capacidad de reclamar un pedazo de la energía de las personas que lo producen y lo hacen realidad. Tu cartera es una declaración de la esperanza de que en algún lugar del mundo hay personas que no te fallarán y honrarán el principio moral de la aportación de valor que es la raíz del dinero. ¿Es eso lo que considera un mal?

¿Ha buscado alguna vez la raíz del concepto de producción? Tomemos el ejemplo de un generador eléctrico y atrevámonos a decirnos que fue creado solo por el esfuerzo muscular de personas que no necesitaban pensar. Intentemos ahora hacer crecer una semilla de trigo sin el conocimiento que nos dejaron personas que tuvieron que descubrirlo por sí mismos la primera vez. Intentemos obtener nuestro alimento tan solo por movimientos físicos y nos daremos cuenta de que la mente del ser humano es el origen de todas las mercancías producidas y de toda la riqueza que ha existido en la faz de la Tierra.

Pero, ¿dice usted que el dinero es hecho por los fuertes a expensas de los débiles? El dinero no lo da la fuerza de los músculos o de las armas. La riqueza es el producto de la capacidad del hombre de pensar. Entonces, ¿es el dinero generado por los hombres que inventan un motor a expensas de los que no lo hacen? ¿es el dinero generado por los inteligentes a expensas de los tontos? ¿o por los competentes a expensas de los incompetentes? ¿o por los ambiciosos a expensas de los perezosos? El dinero es generado, antes de ser pasto de pedigüeños, saqueadores o burócratas, por el esfuerzo de hombres honestos, cada uno al nivel de su capacidad. Un hombre honesto es el que sabe que no puede consumir más de lo que produce. …

No comparto muchas de las premisas de la filósofa norteamericana pero es cierto que algunas de sus afirmaciones dan que pensar. En posteriores posts seguiré añadiendo algunas de sus percepciones sobre el dinero y sobre otros aspectos socioeconómicos.

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