Una
visión diferente del dinero nos la proporciona Ayn Rand, escritora y
filósofa estadounidense de origen ruso que escribió entre la década
de los treinta y la de los setenta del siglo pasado. Rand es la madre
de una corriente filosófica muy influyente en el pensamiento
anglosajón pero muy controvertida, llamada objetivismo. El
objetivismo sostiene que a la realidad solo se la domina
obedeciéndola, que el propósito moral de la vida es la búsqueda de
la propia felicidad o «interés propio racional», y que el único
sistema social acorde con esta moralidad es el del capitalismo en
estado puro.
Quiero
compartir algunos párrafos sobre su versión del papel y la
naturaleza del dinero aparecidos en su Best Seller, “Atlas
Shrugged”, traducido libremente por algunos editores como la
Rebelión del Atlas, para algunos el segundo libro más influyente en
la cultura estadounidense del siglo XX tras la Biblia. Los párrafos
que siguen son una traducción propia del original en inglés.
…
Entonces,
¿usted cree que el dinero es la causa de todos los males? ¿Se ha
preguntado alguna vez cuál es la naturaleza del dinero? El dinero es
una herramienta de intercambio que no puede existir a no ser que
hayan mercancías o servicios que se produzcan y seres humanos
capaces de hacerlo. El dinero es la forma material que adopta el
principio de que los hombres que desean tratar con otros deben
hacerlo de forma comercial y dar valor a cambio de valor. El dinero
no es la herramienta de los pedigüeños que reclaman tu producto a
cambio de unas lágrimillas de compasión, ni la de los saqueadores y
los burócratas que pretenden arrebatarlo por la fuerza. El dinero
solo se hace posible si hay hombres que producen. ¿Es eso un mal?
Cuando
aceptas dinero en pago por tu esfuerzo lo haces solo en la convicción
de que lo intercambias por el producto del esfuerzo de otros. No son
los pedigüeños, ni los saqueadores, ni los burócratas los que dan
valor al dinero. Ni todas las lágrimas del océano ni todas las
armas del mundo pueden transformar esos billetes de papel que llevas
en tu cartera en el pan que necesitas para sobrevivir mañana. Esos
trozos de papel, que deberían haber sido de oro, son un símbolo de
honor, de tu capacidad de reclamar un pedazo de la energía de las
personas que lo producen y lo hacen realidad. Tu cartera es una
declaración de la esperanza de que en algún lugar del mundo hay
personas que no te fallarán y honrarán el principio moral de la
aportación de valor que es la raíz del dinero. ¿Es eso lo que
considera un mal?
¿Ha
buscado alguna vez la raíz del concepto de producción? Tomemos el ejemplo de
un generador eléctrico y atrevámonos a decirnos que fue creado solo
por el esfuerzo muscular de personas que no necesitaban pensar.
Intentemos ahora hacer crecer una semilla de trigo sin el
conocimiento que nos dejaron personas que tuvieron que descubrirlo
por sí mismos la primera vez. Intentemos obtener nuestro alimento
tan solo por movimientos físicos y nos daremos cuenta de que la
mente del ser humano es el origen de todas las mercancías producidas
y de toda la riqueza que ha existido en la faz de la Tierra.
Pero,
¿dice usted que el dinero es hecho por los fuertes a expensas de los
débiles? El dinero no lo da la fuerza de los músculos o de las
armas. La riqueza es el producto de la capacidad del hombre de
pensar. Entonces, ¿es el dinero generado por los hombres que
inventan un motor a expensas de los que no lo hacen? ¿es el dinero
generado por los inteligentes a expensas de los tontos? ¿o por los
competentes a expensas de los incompetentes? ¿o por los ambiciosos a
expensas de los perezosos? El dinero es generado, antes de ser pasto
de pedigüeños, saqueadores o burócratas, por el esfuerzo de
hombres honestos, cada uno al nivel de su capacidad. Un hombre
honesto es el que sabe que no puede consumir más de lo que produce.
…
No
comparto muchas de las premisas de la filósofa norteamericana pero
es cierto que algunas de sus afirmaciones dan que pensar. En
posteriores posts seguiré añadiendo algunas de sus percepciones
sobre el dinero y sobre otros aspectos socioeconómicos.
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