lunes, 2 de julio de 2012

El compromiso de la sociedad civil: la casa dels Xuclis


Esta semana he decidido cambiar el sentido habitual de mi post y centrarme en un ejemplo concreto de como la acción civil y el compromiso de las personas puede cambiar las cosas. Por una serie de motivos, recientemente he podido visitar “La casa dels Xuclis”, www.lacasadelsxuclis.org, un hogar para familias de niños afectados por enfermedades oncológicas sita en Barcelona y que ha sido promovida por Afanoc (Asociación de familiares y amigos de niños oncológicos de Catalunya), www.afanoc.org

Además de otros muchos servicios de apoyo a colectivos afectados por el cáncer infantil, la casa dels Xuclis recoge a familias procedentes de fuera del área metropolitana de Barcelona cuyos hijos tienen problemas oncológicos y que se ven obligados a pasar largos periodos en algunos hospitales de referencia de Barcelona para su tratamiento. Familias sin medios suficientes e incluso familias de clase media a las que el duro golpe del cáncer de su hijo obliga a alguno de los padres o a ambos a dejar el trabajo, en el caso de que tengan la fortuna de tener uno, y a afrontar enormes costes logísticos e incluso médicos para poder afrontar la enfermedad.

Pero en el día de hoy en el que tanta y tanta gente glosa las hazañas de los héroes de "la roja" me ha parecido importante rendir tributo a los verdaderos héroes callados de nuestra sociedad. Héroes como el  grupo de familiares que sufrieron en sus propias carnes el difícil trago de que sus hijos se vieran afectados por un cáncer y que, sin medios suficientes hace ya unos cuantos años, se vieron obligados a malvivir, a pernoctar en coches, en pensiones o en el más afortunado de los casos en casas de familiares, solos mientras sus hijos recibían los correspondientes tratamientos y, con ellos, en los días que tanscurrían entre sesiones, fue el que cambió las cosas. El esfuerzo titánico y desinteresado de esos verdaderos héroes, de ese grupo de personas sensibilizadas, algunos de ellos que desgraciadamente acabó perdiendo a su hijo, ha hecho realidad muchos años más tarde un proyecto de asistencia pionero en Europa y que dice mucho de las potencialidades positivas de nuestra sociedad en estos momentos en los que todo lo vemos de un color turbio y desagradable y en el que la desconfianza reina por doquier.

Sin embargo, la casa dels Xuclis, como tantas otras asociaciones y entidades de importantísimo impacto social y cultural sin ánimo de lucro, no es ajena a la situación en la que nos encontramos y a pesar de los esfuerzos de sus promotores por incrementar las acciones tendientes a captar dinero de donación y a obtener ingresos por fuentes de explotación  tales como el merchandising, proyectos de investigación sobre su campo de especialidad y otras actividades especiales de carácter privado, todavía tiene un largo camino para recorrer y conseguir sustituir en la mayor medida posible la financiación procedente tanto de diversas administraciones públicas como de las subvenciones privadas que provenían del mundo, hoy en dilución, que conformaban las obras sociales de las casi extintas cajas de ahorro.

En ese contexto del que la casa dels Xuclis es tan solo un exponente, se encuentran multitud de asociaciones, fundaciones y movimientos de alto impacto social que pueden ponerse en peligro de mantenerse la actual situación financiera y de no reaccionar la sociedad de forma rápida ante estos retos.

Es cierto que hay asociaciones e iniciativas de todo tipo cuyo impacto social o cultural es más que dudoso y que, debido a la situación que vivimos no superarán el reto de mantenerse en activo sin que  la sociedad note en demasía su desaparición. Sin embargo, hay otros muchos movimientos, - a mi juicio la casa dels Xuclis es uno de ellos -, cuyo impacto positivo en la sociedad es innegable y de difícil sustitución en el caso de que tengan la desgracia de desaparecer.

La actual situación económica es una oportunidad para que la sociedad en mayúsculas, sin confundir  sociedad con el sector público que tan solo es una expresión más de la misma, tome la iniciativa en tantas y tantas asociaciones y fundaciones de relevante importancia social o cultural a través de la donación desinteresada de tiempo, de pensamiento, de trabajo o de dinero y que tenga un papel importante en la viabilización a largo plazo de esas iniciativas.

A través de la donación material o intelectual no solo se viabilizan iniciativas de alto valor social sino que la sociedad civil gana en madurez y en peso ante una democracia y una administración pública centradas en sus propias miserias, anquilosadas y burócratas. El ciudadano y la sociedad ganan peso y poder ante un estado que no puede sustituir el empuje de una ciudadanía cuyo dinamismo debe acabar propiciando un cambio fundamental en el margo legal y democrático obligando a los Estados a reinventarse a sí mismos en un equilibrio en el que el ciudadano tenga la preponderancia.

Pero el que esa sociedad civil gane la batalla tan solo se puede hacer desde la generosidad en tiempo y en dinero que se esconde tras el poderoso concepto de la donación.

¿Estás ya en ello?

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