martes, 4 de marzo de 2014

La Gula Empresarial


Se define gula como el “exceso en la comida o bebida, y el apetito desordenado de comer y beber”. Es complejo encontrar un paralelismo a la gula en los comportamientos empresariales aunque muchos restaurantes de postín han vivido durante mucho tiempo de las comilonas que se echan entre pecho y espalda multitud de ejecutivos y altos directivos pero, como sospecharán no nos vamos a referir a la gula empresarial en esos términos.

Más bien podemos referirnos a la gula empresarial, relacionada íntimamente con otros pecados como la avaricia, como el apetito desordenado de crecer y crecer, tanto de forma orgánica como de manera no orgánica.  Ese apetito que nos lleva a fijar objetivos no realistas sin escuchar los síntomas internos de agotamiento de la estructura organizativa ni los síntomas de apatía del mercado.

La gula provoca la sobreexplotación de las redes comerciales y de los equipos de producción y genera, como la mayoría de pecados capitales, un grave defecto cultural que se enquista en la compañía y que es tan o más peligroso que el propio pecado que la provoca, la falta de realismo en la fijación de metas y la creación de expectativas de todo tipo, que se capilariza por toda la organización generando una cultura de que todo objetivo es válido por descabellado que sea y dando pie a una situación de desaliento perenne al no conseguirse nunca las metas deseadas.

La gula empresarial es la causa básica de las eufemísticamente llamadas operaciones de crecimiento no orgánico, es decir, compras, absorciones y similares.  Y, al igual que ocurre con el cuerpo humano cuando la ingesta de alimentos no es equilibrada, cuando la empresa afectada de gula entra en una carrera por crecer y ganar tamaño a toda costa sin hacerlo de forma comedida y meditada, evidentemente la adquirente gana tamaño pero en sebo, no en músculo, pierde rapidez y flexibilidad, y sus arterias se esclerotizan debido a la gran cantidad de grasa ingerida pudiendo incluso llegar a provocar el colapso y la muerte.

Una vez más, la gula va en contra de la definición de empresa basada en valores o Empresa 3.0 puesto que esta pretende equilibrar el crecimiento con la distribución de la riqueza y aspira a conseguir un beneficio suficiente para continuar contribuyendo al desarrollo social. En el ADN de la Empresa 3.0 no existe el deseo del crecimiento por el crecimiento sino que el tamaño debe ser la consecuencia de una labor bien hecha y de una vocación de servicio equilibrada.

Es cierto que una Empresa 3.0 puede basar también su éxito en una cierta política de adquisiciones pero el propio proceso por el que dichas adquisiciones puedan realizarse, estará también basado en los principios de satisfacción racional de las necesidades del cliente, equilibrio en la valoración de la empresa adquirida, comunión de valores entre adquirentes y adquiridos y deseo de que la unidad resultante mantenga o mejore los parámetros de sostenibilidad que ya podía presentar la adquirente.


No hay comentarios: