martes, 15 de abril de 2014

La Ira Empresarial


Definimos ira como “pasión del alma, que causa indignación y enojo”, De una forma más específica también se habla de  “apetito o deseo de venganza” o, si observamos a la naturaleza, “furia o violencia de los elementos”. Desde una perspectiva más relacionada con la acción la describiríamos como la “repetición de actos de saña, encono o venganza”.

En el entorno empresarial podríamos definir la ira como la ceguera visceral transitoria o permanente de la dirección provocada por acciones realizadas por parte de determinados stakeholders y que son consideradas como afrentas. La ira empresarial se refleja en muy diversas situaciones como son las reacciones sectarias que se producen cuando “uno de los nuestros” abandona la compañía en busca de otros horizontes o los comentarios incómodos y defensivos que se intercambia la dirección cuando se recibe la queja de un cliente importante, o las reacciones airadas ante un proveedor que solo nos reclama que respetemos los acuerdos contractuales y que no nos los saltemos sin comunicar ni negociar, etc., etc.

Al igual que ocurre con el ser humano, la ira impide que la empresa vea las situaciones con realismo, de ahí que la definamos como ceguera visceral porque nos bloquea y no nos permite analizar con realismo y sosiego el porqué determinada persona abandona la compañía o porqué recibimos esa queja de un cliente o porqué un proveedor nos recuerda la necesidad de cumplir nuestros compromisos contractuales.

La ira va contra la definición de empresa basada en valores o Empresa 3.0 la cuál está profundamente comprometida con un desarrollo armónico del planeta y de la humanidad y actua desde una plena libertad, especialmente en la forma en que interactúa con los demas operadores del mercado, la cuál se define como transparente, ética y responsable. Esa manera transparente, ética y responsable de interactuar con proveedores, clientes, stakeholders internos y cualquier otro operador, es totalmente inconsistente con los comportamiento sectarios que provoca la ira.

En el caso concreto de la ira me cuesta afirma si la ira crea cultura o es la cultura la que crea ira pero me abstendré de jugar a adivinar qué es primero, si la gallina o los huevos, y sí afirmaré que los comportamientos empresariales iracundos son un reflejo inequívoco de sectarismo empresarial, un grave defecto cultural en cualquier organización.

Si bien el que las organizaciones tengan una cultura fuerte y consolidada siempre es algo bienvenido, el hecho de que esa cultura fuerte pueda desembocar en una vision endogámica y egocéntrica de la realidad puede acabar provocando comportamientos excluyentes y que aislen a la compañía del necesario entendimiento con los stakeholders. Las demostraciones de ira empresarial por personas relevantes en una organización pueden dar pie a comportamientos similares por el resto de la firma provocando ceguera a la hora de tomar decisiones que pueden acabar presentando un componente sectario que, de repetirse con asiduidad, debilite de forma letal a la empresa ante el mercado y ante los grupos de interés que la apoyan.


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