Hola amigos. Después de la pausa veraniega voy a retomar my post semanal con un artículo que escribí hace muy poco y que publiqué, entre otros medios, en www.compromisorse.com.
Como contraposición al pensamiento cortoplacista, una visión a largo plazo de la sociedad y de la economía parecen necesarias para recuperar el rumbo y para devolver el sentido a las cosas así como para asegurar que la propia economía y la política se ponen al servicio del género humano y no al revés.
Por desgracia esa capacidad de pensar en mayúsculas, de pensar en el largo plazo y de lograr que las decisiones a corto estén bien enmarcadas en objetivos de mayor alcance parece pasar por horas bajas. De ahí que escribiera "Elegía al largo plazo". Disfrútalo.
viernes, 31 de agosto de 2012
jueves, 2 de agosto de 2012
¡No sabéis cómo añoro los principios de la década de los 90!
Probablemente podría añorar
esa etapa por muy diversos motivos pero esta vez, dado que nos
encontramos a principios de agosto y que este va ser mi ultimo post
hasta inicios de septiembre, me ceñiré solamente al concepto de las
vacaciones y a como se vivían hace tan solo dos décadas.
Las vacaciones son un
periodo de descanso necesario para el ser humano, de ruptura con la
rutina, de cambio de escenarios, de regeneracion vital. Las
vacaciones son precisas para recuperar la ilusión y la frescura,
para congraciarse con la familia mas cercana, para profundizar en el
conocimiento de los amigos y para vislumbrar el horizonte con mayor
perspectiva.
Por desgracia esa finalidad
de los periodos vacacionales, como tantas otras cosas, tambien está
hoy en peligro debido a la globalización, a la irrupción imparable
de las tecnologías y a la insaciable voracidad del entorno
empresarial que enguye la vida y el tiempo de sus hijos cual Saturno
insaciable. Pero mas peligroso que esos factores es la incapacidad
del ser humano de saber romper cuando es necesario con las inercias
propias y las costumbres transformadas en patologías.
Alumbremos lo que quiero
decir con un ejemplo relativo a mi propio periodo vacacional que
iniciare en breves dias. Dado que muchos de mis partners y projectos
están en el resto de Europa o en America, quienes tienen costumbres
vacacionales muy distintas a las españolas, voy a tener que estar en
contacto más o menos continuado por si surgen novedades inesperadas.
Es mas, mis partners alemanes, franceses o peruanos, no dudaran en
llamar directamente a mi teléfono móvil si consideran que un
determinado tema es urgente, lo sea realmente o no, a pesar que que
esté disfrutando de un merecido periodo de descanso o de que algún
otro profesional esté supliendo mi ausencia por si acaso.
El teléfono móvil se ha
convertido en una coartada para cualquier cosa porque se supone que
debes atenderlo en cualquier momento y situación. No hemos
interiorizado un protocolo de actuación racional para ese aparato
que interrumpió en nuestras vidas no hace tanto. De hecho, el ser
humano ha adaptado sus costumbres a la existencia del nuevo aparato y
no al revés. El teléfono móvil, o serán sus usuarios, no respetan
ni los periodos de descanso, ni las vacaciones, ni las mas
elementales reglas de urbanidad y algunos, afortunadamente no todos,
clientes, partners o todo tipo de relaciones, se sienten en el pleno
derecho de llamarte en los momentos mas intempestivos por cualquier
motivo, siempre supuestamente razonable para el emisor de la llamada.
Pero, ¿y usted?,
confiéselo, ¿no me dirá que no ha contestado en alguna ocasión el
teléfono móvil cuándo está sentado en el inodoro o saliendo de la
ducha, por no imaginar situaciones más escabrosas?
Aunque no solo es el
telefono móvil, también es el correo electrónico, o las redes
sociales. “Te envié un correo esta mañana y todavía no me has
contestado ¿cómo es posible? ¿hace unas horas he enviado un tweet
y no has dicho nada? ¿es que ya no compartes tus fotos en
facebook?...”
Ya no existe la piedad ni la
presunción de descanso para el profesional de hoy en dia. Si deseas
priorizar tu privacidad corres el riesgo de que te vean como a un
bicho raro. No se puede entender que no estés contestando los mails
o cualquier otro tipo de mensaje prácticamente al instante.
Pero permítanme volver a mi
caso. Tengo un conference call justo en medio de las vacaciones, me
van a enviar dos contratos para que los revise, mi móvil debe
permanecer abierto porque hay algun proyecto que puede tener
complicaciones, mis seguidores pueden pensar que estaré escribiendo
posts o tweets desde la playa mas recóndita a la vez que cuelgo
fotografías en facebook convirtiendo asi unas vacaciones de
relajación y descanso en una terrible esclavitud hacia las pérfidas
herramientas que se supone hacen nuestra vida mas eficiente,
conectada y placentera. ¿O seré yo el problema porque no puedo
prescindir de la conexión tan solo durante unos días?
Recuerdo aquellos años de
principios de los noventa en los que estas maravillosas herramientas
no existían y en que los problemas que pudieran surgir durante los
períodos vacacionales, cada vez más cortos por otro lado, se
solucionaban igual sin tener que tener tu vida expuesta en un
escaparate publico que escapa totalmente a tu control. Tal vez la
comunicación era mas lenta y farragosa pero, desde luego, el respeto
propio y ajeno al descanso y a la privacidad humana estaba por encima
de otras consideraciones salvo circunstancias verdaderamente
excepcionales
Durante estas vacaciones he
pensado en no llevar conmigo ni teléfono móvil ni artilugios tales
como tablets o similares que me permiten estar permanentemente
conectado pero en el ultimo momento cambie de opinión, ¿qué culpa
tienen los susodichos artilugios cuando el único culpable es uno
mismo, el que no sabe utilizarlos de una forma racional y ponerlos
verdaderamente al servicio del ser humano?
Tal vez sea yo el que no
deba marchar de vacaciones y deba buscar así la correspondiente
penitencia por ser incapaz de prescindir de tan maquiavélicos
instrumentos.
En cualquier caso, la
decisión la tomare en las próximas horas. Descansa y, para ello,
desconecta en el sentido mas estricto de la palabra. Feliz verano.
martes, 24 de julio de 2012
De la verdadera naturaleza de la deuda
Con la mayor de las probabilidades si
hiciera una encuesta entre mis lectores acerca de la naturaleza del
concepto deuda, recibiría respuestas como: es dinero que te han
prestado y que tienes que devolver, son cantidades que te alguien te
adelanta para que tú puedas adquirir bienes o cualquier tipo de
activos para lo que no posees transitoriamente suficiente liquidez,
son cantidades que necesitas, que alguien te deja y que tienes que
devolver pagando además de la devolución un tipo de interés, etc.,
etc. Si uno acude al diccionario de la deuda de la Real Academia
Española, en él se define deuda como “Obligación
que alguien tiene de pagar, satisfacer o reintegrar a otra persona
algo, por lo común dinero”.
Pero yo quisiera hoy darles una visión
un tanto heterodoxa de lo que es la deuda, probablemente no
excesivamente académica pero extremadamente realista y
económicamente de plena vigencia. Lo que ocurre es que, en muchas
ocasiones, tanto prestamista como prestatario no son plenamente
consciente de esta visión.
Yo definiría deuda como aquella
cantidad de dinero que un agente económico es capaz de conseguir prestada de terceros
ante la convicción de estos de que, en el momento en que deba
ser devuelta, el prestatario seguirá generando confianza para que el mismo
prestamista o cualquier otro, le siga prestando. Si se fijan
ustedes, a nivel agregado, este concepto lleva emparejado el de
cierta perpetuidad de la deuda. Por tanto, las deudas, no se pagan a
vencimiento (por lo menos no todas) sino que, en buena medida,
cambian de prestamista, cambian de prestatario o cambian de
modalidad.
Podemos analizar ejemplos diversos en
los que eso es así. Un préstamo promotor -cuando esta modalidad
existía en los felices años en los que se construían viviendas como quien produce caramelos- por el que un banco financia a un promotor la
construcción y venta de una serie de viviendas. Cuando vence el
préstamo promotor no se elimina la deuda, solo cambia de plazo y de
manos porque esta se suele “devolver” en una buena parte mediante
la subrogación de préstamos hipotecarios por parte de los
compradores. Es decir, la deuda agregada sigue existiendo e incluso
se hace mayor.
O cuando hablamos de la deuda pública.
¿Para qué son las emisiones de deuda a largo plazo de tantos y
tantos gobiernos? Muy sencillo, para amortizar otra deuda emitida
tiempo atrás. Una vez más, la deuda agregada sigue existiendo e
incluso se incrementa por los gastos financieros. Solamente ha
cambiado el prestamista. Y si nos referimos a las empresas, tenemos
el ejemplo de la llamada deuda circulante, pólizas de crédito o
anticipo de efectos a corto plazo que, en teoría deben devolverse a
su prestamista en períodos cortos, pero una vez más no es así. En
muchísimas ocasiones las pólizas de crédito se devuelven mediante
la renovación de las mismas bien por el mismo banco que la concedió
o mediante la concesión de otra póliza igual o superior por parte
de otra entidad financiera. También aquí la deuda agregada se
mantiene.
No voy a aburrirles con detalles y
datos financieros que puedan ejemplificar lo que digo pero les
aseguro que es así y que, probablemente por desgracia, hemos ido a
parar hacia un concepto de la deuda muy distinto al que ustedes
mencionaban en la imaginaria encuesta del primer párrafo o en el concepto acuñado por la RAE. A nivel agregado en una economía la deuda se concede, no
estrictamente para ser devuelta por los recursos generados por el
deudor sino para que, al mantener la confianza de los prestamistas en
el prestatario, este último no tenga problemas en conseguir nueva
deuda en los momentos necesarios.
Por lo tanto, si damos como válida esa
acepción, deberíamos llegar a la conclusión ésta sí más
ortodoxa- de que la cantidad de deuda máxima aceptada en cualquier
sistema económico (una familia, una empresa o un gobierno) es
aquella cuya carga de la deuda -principales a devolver más sus
gastos financieros- es todavía suficientemente razonable para que
los prestamistas sigan confiando y se mantengan interesados en seguir
prestando.
Si nos centramos en la deuda de los
estados, por ejemplo el español y haciendo algunos números
redondos, la deuda pública asciende a alrededor de un 80% del PIB.
El PIB se sitúa en más o menos, un billón de euros. Eso quiere
decir que la deuda total es de unos 800.000 millones de euros.
Recuerden que los ingresos presupuestados (que no reales) para 2012
en los presupuestos generales del Estado, ascienden a cerca de
120.000 millones de euros. Dado que no hay superavit (los gastos
superan a los ingresos), salvo que nos vendiéramos el país a
trozos, en esta situación necesitaríamos mucho más que la
eternidad para poder devolver esas deudas.
Sin embargo, si por arte de
birlibirloque (alquien nos condona una parte de la deuda, hace su
aparición una inflación más alta que en unos pocos años rebajara
el valor real de lo adeudado, o nos compraran activos y con ellos
pudiéramos amortizar), la deuda se rebajara a 500.000 o 600.000
millones de euros y, por ejemplo, tuviéramos un déficit público pequeñito
(1%-2%) o nulo, técnicamente seguiríamos sin poder pagar esa
ingente cifra por toda la eternidad. Sin embargo, se habrían creado
las condiciones para que el mundo de los inversores eternos que
siempre buscan lugares tranquilos para invertir su dinero, prestaran
en la convicción de que, cuando necesitaran recuperar su dinero,
algún otro prestamista haría posible que la deuda cambiara de
manos.
domingo, 15 de julio de 2012
El lider cretino
En los últimos años he dedicado buena
parte de mis esfuerzos profesionales al campo de la gestión de los
recursos humanos y a la mejora del desarrollo y de la aportación de
las personas en las organizaciones.
Dentro de ese ámbito profesional uno
de los aspectos más estudiados y teorizados es el del liderazgo. Que
si el liderazgo situacional, que si el liderazgo emocional, que si el
lider al servicio del equipo, que si las “n” características del
lider, que si el lider del siglo XXI, que si deporte y liderazgo, que
si el liderazgo en el ámbito político, que si … En el fondo debo
reconocer que me aburren un poco todas esas teorías y
generalizaciones sobre algo tan complejo como es el comportamiento de
las personas que tienen el honor, el deber y la responsabilidad de
ser impulsores y estandartes de cualquier tipo de actividad llevada a
cabo por un grupo humano. Demasiada palabra vacía, demasiada
generalidad y demasiada obviedad. Se puede reflexionar sobre esa
función pero no hay escuelas que valgan para la misma.
Pero hoy me siento un tipo normal de
esos que hacen cosas normales y pretenden hacer de la difusión de la
obviedad su modus vivendi y quiero añadir algunos elementos de
debate a la teoría del liderazgo. Lo que ocurre es que lo quisiera
hacer desde otro punto de vista tal vez no tan ampliamente estudiado.
El de los procesos de transformación que sufren muchos líderes. Yo
lo llamo, con el permiso de mi buen amigo José Manuel Farto,
teorizador también de estas realidades, la cretinización del
lider.
Empecemos por una pregunta sencilla:
¿cómo es posible que personas tan inteligentes, sólidas, expertas
y bien formadas como las que dirigen tantas empresas, organizaciones
y países puedan caer en la mayor de las indigencias intelectuales y
cometer los errores más crasos sin cuestionarse sus acciones y, lo
que es peor, sin rectificar en los momentos en los que perciben que
los errores cometidos son evidentes?
Durante años he estado observando los
hechos alucinantes que ocurren en tantas y tantas organizaciones, el
comportamiento y las decisiones de directivos y lideres y los
estragos evidentes que muchos de ellos han causado en sus empresas a
pesar de su brillante trayectoria, su potente curriculum e incluso
su compromiso más decidido con la misión del grupo humano que dicen
liderar. Y he llegado a una conclusión clara: en la inmensa
mayoría de casos en los que el directivo perfecto ha acabado siendo
un desastre para su organización, ese individuo había pasado por un
proceso previo de “cretinización”.
El
Diccionario de la Real Academia Española define cretino como aquella
persona afectada por una enfermedad
caracterizada por un peculiar retraso de la inteligencia, acompañada,
por lo común, de defectos del desarrollo orgánico, o bien, desde un
punto de vista más general, como una persona estúpida, idiota y
falta de talento. Pero, ¿cómo puede una persona que está en una
posición de dirección, con un alto nivel de formación, una
inteligencia constatada, con una gran experiencia, etc., etc.,
transformarse en un cretino? Muy fácil: por la falta de democracia
interna en la organización que dirigen y por la rigidez de sus
estructuras que vienen normalmente acompañadas por una cierta falta
de responsabilidad y madurez en términos generales de las personas
que son objeto de su rol de dirección.
En
el fondo es muy sencillo, ponga usted a una persona capaz y brillante
al frente de un país o de una empresa. Digamos que esa organización
está dotada de unas normas y de unas estructuras bastante rígidas y
complejas de cambiar. Rodeemos a ese lider de otras personas que le
acompañan le ayudan y le dan soporte. En términos generales
hablamos de personas capaces aunque, como siempre, de todo hay en la
viña del Señor. El sistema de toma de decisiones está basado, como
suele ocurrir, en las mayorías accionariales o en la superioridad de
la jerarquía por encima de cualquier otra consideración. En ese
tipo de sistemas, los más habituales por cierto, las decisiones del
lider están validadas per se. De hecho me recuerdan mucho al origen
Divino del derecho de los monarcas absolutos a ser reyes. Soy rey
porque Dios lo ha querido así o, mi decisión no es cuestionable
porque gozo de la mayoría accionarial o porque unos estatutos o
cualquier otro tipo de papel o documento avalan mi jerarquía sobre
el resto de la organización. No existen o son muy débiles los
sistemas de contrapoder y la democracia interna es frágil o
inexistente. Adivinen lo que ocurrirá.
En
alguna ocasón el lider más capaz tomará una decisión equivocada.
Todos somos humanos. Sus colaboradores capaces más cercanos lo
advertirán e intentarán discutirlo con el lider pero los
colaboradores incapaces se alinearán con la posición del primero
cambiando
el rol de profesionales comprometidos por el de acólitos del poder.
El
lider, confuso por la diferencia de criterios en su entorno, se
reafirmará en sus posturas para dar sensación de solidez y no ver
comprometida su jerarquía dando
así un primer paso hacia su cretinización.
Poco a poco el brillante lider irá perdiendo la visión de la
realidad, confundiendo el color de esta con el color del cristal a
través del que el lider y sus secuaces la observan, cada vez con
menos voces discordantes. Con el paso del tiempo, los profesionales
capaces, hartos de soportar el proceso, irán abandonando la
organización dejando al equipo del lider convertido en un verdadero
ejército de acólitos y de profesionales del aplauso, la adulación
fácil y del tráfico de prebendas de un lider cada vez más
mesiánico. Segundo
paso hacia la cretinización.
Los
errores se irán produciendo con más profusión y la organización
comenzará a padecer problemas impensables en otros tiempos pero el
pensamiento único generado ya habrá borrado todo tipo de posible
vía alternativa de reconducir las cosas y el lider y sus acólitos
se empecinarán sin éxito en las recetas del pasado. En ese momento
habrá que buscar culpables que aminoren la culpa del líder y eso
será fácil de encontrar en aquellos profesionales capaces que
dejaron la organización por su escasa autocrítica y su falta de
democracia interna. En ese empeño se empecinará el otrora brillante
lider con el apoyo entusiasta de sus ineptos acólitos cargando las
culpas de su mala suerte en las acciones pasadas de los que ya no
están para defenderse dando
así un tercer y definitivo paso hacia la cretinización.
El
único caldo de cultivo en el que una organización de cualquier tipo
puede evitar el proceso de cretinización de sus líderes -porque
hasta el lider más brillante y capaz puede convertirse en un
insultante y peligroso cretino-
es el de una estructura en la que la ética, los contrapoderes, la
democracia interna y la relatividad del ejercicio del poder y de la
jerarquía son la norma.
Discúlpenme
si les he aburrido pero observen a su alrededor y piensen en grupos
humanos, empresas, países, partidos políticos, lo que les ocurra y
mediten si a bastantes de sus lideres no se les podría aplicar la
teoría de la cretinización. Estoy seguro de que les vendrán a la
mente rostros y situaciones y, con una sonrisa triste, me darán la
razón.
lunes, 9 de julio de 2012
Economía y un poquito de humor
Economicitis bacteriana. En mi post semanal quisiera compartir con vosotros un divertido artículo de Francesc Beltri en la revista Yorokobu. ¡Hay que sonreir de vez en cuando!
Me acaban de diagnosticar de Economicitis bacteriana severa. La sintomatología es inequívoca: en contra de mi voluntad, utilizo un vocabulario que me es extraño. En contra de mi voluntad, hablo constantemente con fingido conocimiento y autoridad sobre prima de riesgo, déficit, rescate bancario, FMI, agencias de calificación, recesión, coste de la deuda, pacto fiscal y...
http://www.yorokobu.es/economicitis-bacteriana/
Me acaban de diagnosticar de Economicitis bacteriana severa. La sintomatología es inequívoca: en contra de mi voluntad, utilizo un vocabulario que me es extraño. En contra de mi voluntad, hablo constantemente con fingido conocimiento y autoridad sobre prima de riesgo, déficit, rescate bancario, FMI, agencias de calificación, recesión, coste de la deuda, pacto fiscal y...
http://www.yorokobu.es/economicitis-bacteriana/
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