martes, 24 de julio de 2012

De la verdadera naturaleza de la deuda


Con la mayor de las probabilidades si hiciera una encuesta entre mis lectores acerca de la naturaleza del concepto deuda, recibiría respuestas como: es dinero que te han prestado y que tienes que devolver, son cantidades que te alguien te adelanta para que tú puedas adquirir bienes o cualquier tipo de activos para lo que no posees transitoriamente suficiente liquidez, son cantidades que necesitas, que alguien te deja y que tienes que devolver pagando además de la devolución un tipo de interés, etc., etc. Si uno acude al diccionario de la deuda de la Real Academia Española, en él se define deuda como “Obligación que alguien tiene de pagar, satisfacer o reintegrar a otra persona algo, por lo común dinero”.

Pero yo quisiera hoy darles una visión un tanto heterodoxa de lo que es la deuda, probablemente no excesivamente académica pero extremadamente realista y económicamente de plena vigencia. Lo que ocurre es que, en muchas ocasiones, tanto prestamista como prestatario no son plenamente consciente de esta visión.

Yo definiría deuda como aquella cantidad de dinero que un agente económico es capaz de conseguir prestada de terceros ante la convicción de estos de que, en el momento en que deba ser devuelta, el prestatario seguirá generando confianza para que el mismo prestamista o cualquier otro, le siga prestando. Si se fijan ustedes, a nivel agregado, este concepto lleva emparejado el de cierta perpetuidad de la deuda. Por tanto, las deudas, no se pagan a vencimiento (por lo menos no todas) sino que, en buena medida, cambian de prestamista, cambian de prestatario o cambian de modalidad.

Podemos analizar ejemplos diversos en los que eso es así. Un préstamo promotor -cuando esta modalidad existía en los felices años en los que se construían viviendas como quien produce caramelos- por el que un banco financia a un promotor la construcción y venta de una serie de viviendas. Cuando vence el préstamo promotor no se elimina la deuda, solo cambia de plazo y de manos porque esta se suele “devolver” en una buena parte mediante la subrogación de préstamos hipotecarios por parte de los compradores. Es decir, la deuda agregada sigue existiendo e incluso se hace mayor.

O cuando hablamos de la deuda pública. ¿Para qué son las emisiones de deuda a largo plazo de tantos y tantos gobiernos? Muy sencillo, para amortizar otra deuda emitida tiempo atrás. Una vez más, la deuda agregada sigue existiendo e incluso se incrementa por los gastos financieros. Solamente ha cambiado el prestamista. Y si nos referimos a las empresas, tenemos el ejemplo de la llamada deuda circulante, pólizas de crédito o anticipo de efectos a corto plazo que, en teoría deben devolverse a su prestamista en períodos cortos, pero una vez más no es así. En muchísimas ocasiones las pólizas de crédito se devuelven mediante la renovación de las mismas bien por el mismo banco que la concedió o mediante la concesión de otra póliza igual o superior por parte de otra entidad financiera. También aquí la deuda agregada se mantiene.

No voy a aburrirles con detalles y datos financieros que puedan ejemplificar lo que digo pero les aseguro que es así y que, probablemente por desgracia, hemos ido a parar hacia un concepto de la deuda muy distinto al que ustedes mencionaban en la imaginaria encuesta del primer párrafo o en el concepto acuñado por la RAE. A nivel agregado en una economía la deuda se concede, no estrictamente para ser devuelta por los recursos generados por el deudor sino para que, al mantener la confianza de los prestamistas en el prestatario, este último no tenga problemas en conseguir nueva deuda en los momentos necesarios.

Por lo tanto, si damos como válida esa acepción, deberíamos llegar a la conclusión ésta sí más ortodoxa- de que la cantidad de deuda máxima aceptada en cualquier sistema económico (una familia, una empresa o un gobierno) es aquella cuya carga de la deuda -principales a devolver más sus gastos financieros- es todavía suficientemente razonable para que los prestamistas sigan confiando y se mantengan interesados en seguir prestando.

Si nos centramos en la deuda de los estados, por ejemplo el español y haciendo algunos números redondos, la deuda pública asciende a alrededor de un 80% del PIB. El PIB se sitúa en más o menos, un billón de euros. Eso quiere decir que la deuda total es de unos 800.000 millones de euros. Recuerden que los ingresos presupuestados (que no reales) para 2012 en los presupuestos generales del Estado, ascienden a cerca de 120.000 millones de euros. Dado que no hay superavit (los gastos superan a los ingresos), salvo que nos vendiéramos el país a trozos, en esta situación necesitaríamos mucho más que la eternidad para poder devolver esas deudas.

Sin embargo, si por arte de birlibirloque (alquien nos condona una parte de la deuda, hace su aparición una inflación más alta que en unos pocos años rebajara el valor real de lo adeudado, o nos compraran activos y con ellos pudiéramos amortizar), la deuda se rebajara a 500.000 o 600.000 millones de euros y, por ejemplo, tuviéramos un déficit público pequeñito (1%-2%) o nulo, técnicamente seguiríamos sin poder pagar esa ingente cifra por toda la eternidad. Sin embargo, se habrían creado las condiciones para que el mundo de los inversores eternos que siempre buscan lugares tranquilos para invertir su dinero, prestaran en la convicción de que, cuando necesitaran recuperar su dinero, algún otro prestamista haría posible que la deuda cambiara de manos.  

domingo, 15 de julio de 2012

El lider cretino


En los últimos años he dedicado buena parte de mis esfuerzos profesionales al campo de la gestión de los recursos humanos y a la mejora del desarrollo y de la aportación de las personas en las organizaciones.

Dentro de ese ámbito profesional uno de los aspectos más estudiados y teorizados es el del liderazgo. Que si el liderazgo situacional, que si el liderazgo emocional, que si el lider al servicio del equipo, que si las “n” características del lider, que si el lider del siglo XXI, que si deporte y liderazgo, que si el liderazgo en el ámbito político, que si … En el fondo debo reconocer que me aburren un poco todas esas teorías y generalizaciones sobre algo tan complejo como es el comportamiento de las personas que tienen el honor, el deber y la responsabilidad de ser impulsores y estandartes de cualquier tipo de actividad llevada a cabo por un grupo humano. Demasiada palabra vacía, demasiada generalidad y demasiada obviedad. Se puede reflexionar sobre esa función pero no hay escuelas que valgan para la misma.

Pero hoy me siento un tipo normal de esos que hacen cosas normales y pretenden hacer de la difusión de la obviedad su modus vivendi y quiero añadir algunos elementos de debate a la teoría del liderazgo. Lo que ocurre es que lo quisiera hacer desde otro punto de vista tal vez no tan ampliamente estudiado. El de los procesos de transformación que sufren muchos líderes. Yo lo llamo, con el permiso de mi buen amigo José Manuel Farto, teorizador también de estas realidades, la cretinización del lider.

Empecemos por una pregunta sencilla: ¿cómo es posible que personas tan inteligentes, sólidas, expertas y bien formadas como las que dirigen tantas empresas, organizaciones y países puedan caer en la mayor de las indigencias intelectuales y cometer los errores más crasos sin cuestionarse sus acciones y, lo que es peor, sin rectificar en los momentos en los que perciben que los errores cometidos son evidentes?

Durante años he estado observando los hechos alucinantes que ocurren en tantas y tantas organizaciones, el comportamiento y las decisiones de directivos y lideres y los estragos evidentes que muchos de ellos han causado en sus empresas a pesar de su brillante trayectoria, su potente curriculum e incluso su compromiso más decidido con la misión del grupo humano que dicen liderar. Y he llegado a una conclusión clara: en la inmensa mayoría de casos en los que el directivo perfecto ha acabado siendo un desastre para su organización, ese individuo había pasado por un proceso previo de “cretinización”.

El Diccionario de la Real Academia Española define cretino como aquella persona afectada por una enfermedad caracterizada por un peculiar retraso de la inteligencia, acompañada, por lo común, de defectos del desarrollo orgánico, o bien, desde un punto de vista más general, como una persona estúpida, idiota y falta de talento. Pero, ¿cómo puede una persona que está en una posición de dirección, con un alto nivel de formación, una inteligencia constatada, con una gran experiencia, etc., etc., transformarse en un cretino? Muy fácil: por la falta de democracia interna en la organización que dirigen y por la rigidez de sus estructuras que vienen normalmente acompañadas por una cierta falta de responsabilidad y madurez en términos generales de las personas que son objeto de su rol de dirección.

En el fondo es muy sencillo, ponga usted a una persona capaz y brillante al frente de un país o de una empresa. Digamos que esa organización está dotada de unas normas y de unas estructuras bastante rígidas y complejas de cambiar. Rodeemos a ese lider de otras personas que le acompañan le ayudan y le dan soporte. En términos generales hablamos de personas capaces aunque, como siempre, de todo hay en la viña del Señor. El sistema de toma de decisiones está basado, como suele ocurrir, en las mayorías accionariales o en la superioridad de la jerarquía por encima de cualquier otra consideración. En ese tipo de sistemas, los más habituales por cierto, las decisiones del lider están validadas per se. De hecho me recuerdan mucho al origen Divino del derecho de los monarcas absolutos a ser reyes. Soy rey porque Dios lo ha querido así o, mi decisión no es cuestionable porque gozo de la mayoría accionarial o porque unos estatutos o cualquier otro tipo de papel o documento avalan mi jerarquía sobre el resto de la organización. No existen o son muy débiles los sistemas de contrapoder y la democracia interna es frágil o inexistente. Adivinen lo que ocurrirá.

En alguna ocasón el lider más capaz tomará una decisión equivocada. Todos somos humanos. Sus colaboradores capaces más cercanos lo advertirán e intentarán discutirlo con el lider pero los colaboradores incapaces se alinearán con la posición del primero cambiando el rol de profesionales comprometidos por el de acólitos del poder. El lider, confuso por la diferencia de criterios en su entorno, se reafirmará en sus posturas para dar sensación de solidez y no ver comprometida su jerarquía dando así un primer paso hacia su cretinización. Poco a poco el brillante lider irá perdiendo la visión de la realidad, confundiendo el color de esta con el color del cristal a través del que el lider y sus secuaces la observan, cada vez con menos voces discordantes. Con el paso del tiempo, los profesionales capaces, hartos de soportar el proceso, irán abandonando la organización dejando al equipo del lider convertido en un verdadero ejército de acólitos y de profesionales del aplauso, la adulación fácil y del tráfico de prebendas de un lider cada vez más mesiánico. Segundo paso hacia la cretinización.

Los errores se irán produciendo con más profusión y la organización comenzará a padecer problemas impensables en otros tiempos pero el pensamiento único generado ya habrá borrado todo tipo de posible vía alternativa de reconducir las cosas y el lider y sus acólitos se empecinarán sin éxito en las recetas del pasado. En ese momento habrá que buscar culpables que aminoren la culpa del líder y eso será fácil de encontrar en aquellos profesionales capaces que dejaron la organización por su escasa autocrítica y su falta de democracia interna. En ese empeño se empecinará el otrora brillante lider con el apoyo entusiasta de sus ineptos acólitos cargando las culpas de su mala suerte en las acciones pasadas de los que ya no están para defenderse dando así un tercer y definitivo paso hacia la cretinización.

El único caldo de cultivo en el que una organización de cualquier tipo puede evitar el proceso de cretinización de sus líderes -porque hasta el lider más brillante y capaz puede convertirse en un insultante y peligroso cretino- es el de una estructura en la que la ética, los contrapoderes, la democracia interna y la relatividad del ejercicio del poder y de la jerarquía son la norma.

Discúlpenme si les he aburrido pero observen a su alrededor y piensen en grupos humanos, empresas, países, partidos políticos, lo que les ocurra y mediten si a bastantes de sus lideres no se les podría aplicar la teoría de la cretinización. Estoy seguro de que les vendrán a la mente rostros y situaciones y, con una sonrisa triste, me darán la razón.

lunes, 9 de julio de 2012

Economía y un poquito de humor

Economicitis bacteriana. En mi post semanal quisiera compartir con vosotros un divertido artículo de Francesc Beltri en la revista Yorokobu. ¡Hay que sonreir de vez en cuando!


Me acaban de diagnosticar de Economicitis bacteriana severa. La sintomatología es inequívoca: en contra de mi voluntad, utilizo un vocabulario que me es extraño. En contra de mi voluntad, hablo constantemente con fingido conocimiento y autoridad sobre prima de riesgo, déficit, rescate bancario, FMI, agencias de calificación, recesión, coste de la deuda, pacto fiscal y...
http://www.yorokobu.es/economicitis-bacteriana/ 

lunes, 2 de julio de 2012

El compromiso de la sociedad civil: la casa dels Xuclis


Esta semana he decidido cambiar el sentido habitual de mi post y centrarme en un ejemplo concreto de como la acción civil y el compromiso de las personas puede cambiar las cosas. Por una serie de motivos, recientemente he podido visitar “La casa dels Xuclis”, www.lacasadelsxuclis.org, un hogar para familias de niños afectados por enfermedades oncológicas sita en Barcelona y que ha sido promovida por Afanoc (Asociación de familiares y amigos de niños oncológicos de Catalunya), www.afanoc.org

Además de otros muchos servicios de apoyo a colectivos afectados por el cáncer infantil, la casa dels Xuclis recoge a familias procedentes de fuera del área metropolitana de Barcelona cuyos hijos tienen problemas oncológicos y que se ven obligados a pasar largos periodos en algunos hospitales de referencia de Barcelona para su tratamiento. Familias sin medios suficientes e incluso familias de clase media a las que el duro golpe del cáncer de su hijo obliga a alguno de los padres o a ambos a dejar el trabajo, en el caso de que tengan la fortuna de tener uno, y a afrontar enormes costes logísticos e incluso médicos para poder afrontar la enfermedad.

Pero en el día de hoy en el que tanta y tanta gente glosa las hazañas de los héroes de "la roja" me ha parecido importante rendir tributo a los verdaderos héroes callados de nuestra sociedad. Héroes como el  grupo de familiares que sufrieron en sus propias carnes el difícil trago de que sus hijos se vieran afectados por un cáncer y que, sin medios suficientes hace ya unos cuantos años, se vieron obligados a malvivir, a pernoctar en coches, en pensiones o en el más afortunado de los casos en casas de familiares, solos mientras sus hijos recibían los correspondientes tratamientos y, con ellos, en los días que tanscurrían entre sesiones, fue el que cambió las cosas. El esfuerzo titánico y desinteresado de esos verdaderos héroes, de ese grupo de personas sensibilizadas, algunos de ellos que desgraciadamente acabó perdiendo a su hijo, ha hecho realidad muchos años más tarde un proyecto de asistencia pionero en Europa y que dice mucho de las potencialidades positivas de nuestra sociedad en estos momentos en los que todo lo vemos de un color turbio y desagradable y en el que la desconfianza reina por doquier.

Sin embargo, la casa dels Xuclis, como tantas otras asociaciones y entidades de importantísimo impacto social y cultural sin ánimo de lucro, no es ajena a la situación en la que nos encontramos y a pesar de los esfuerzos de sus promotores por incrementar las acciones tendientes a captar dinero de donación y a obtener ingresos por fuentes de explotación  tales como el merchandising, proyectos de investigación sobre su campo de especialidad y otras actividades especiales de carácter privado, todavía tiene un largo camino para recorrer y conseguir sustituir en la mayor medida posible la financiación procedente tanto de diversas administraciones públicas como de las subvenciones privadas que provenían del mundo, hoy en dilución, que conformaban las obras sociales de las casi extintas cajas de ahorro.

En ese contexto del que la casa dels Xuclis es tan solo un exponente, se encuentran multitud de asociaciones, fundaciones y movimientos de alto impacto social que pueden ponerse en peligro de mantenerse la actual situación financiera y de no reaccionar la sociedad de forma rápida ante estos retos.

Es cierto que hay asociaciones e iniciativas de todo tipo cuyo impacto social o cultural es más que dudoso y que, debido a la situación que vivimos no superarán el reto de mantenerse en activo sin que  la sociedad note en demasía su desaparición. Sin embargo, hay otros muchos movimientos, - a mi juicio la casa dels Xuclis es uno de ellos -, cuyo impacto positivo en la sociedad es innegable y de difícil sustitución en el caso de que tengan la desgracia de desaparecer.

La actual situación económica es una oportunidad para que la sociedad en mayúsculas, sin confundir  sociedad con el sector público que tan solo es una expresión más de la misma, tome la iniciativa en tantas y tantas asociaciones y fundaciones de relevante importancia social o cultural a través de la donación desinteresada de tiempo, de pensamiento, de trabajo o de dinero y que tenga un papel importante en la viabilización a largo plazo de esas iniciativas.

A través de la donación material o intelectual no solo se viabilizan iniciativas de alto valor social sino que la sociedad civil gana en madurez y en peso ante una democracia y una administración pública centradas en sus propias miserias, anquilosadas y burócratas. El ciudadano y la sociedad ganan peso y poder ante un estado que no puede sustituir el empuje de una ciudadanía cuyo dinamismo debe acabar propiciando un cambio fundamental en el margo legal y democrático obligando a los Estados a reinventarse a sí mismos en un equilibrio en el que el ciudadano tenga la preponderancia.

Pero el que esa sociedad civil gane la batalla tan solo se puede hacer desde la generosidad en tiempo y en dinero que se esconde tras el poderoso concepto de la donación.

¿Estás ya en ello?

lunes, 25 de junio de 2012

El dinero según Ayn Rand


Una visión diferente del dinero nos la proporciona Ayn Rand, escritora y filósofa estadounidense de origen ruso que escribió entre la década de los treinta y la de los setenta del siglo pasado. Rand es la madre de una corriente filosófica muy influyente en el pensamiento anglosajón pero muy controvertida, llamada objetivismo. El objetivismo sostiene que a la realidad solo se la domina obedeciéndola, que el propósito moral de la vida es la búsqueda de la propia felicidad o «interés propio racional», y que el único sistema social acorde con esta moralidad es el del capitalismo en estado puro.

Quiero compartir algunos párrafos sobre su versión del papel y la naturaleza del dinero aparecidos en su Best Seller, “Atlas Shrugged”, traducido libremente por algunos editores como la Rebelión del Atlas, para algunos el segundo libro más influyente en la cultura estadounidense del siglo XX tras la Biblia. Los párrafos que siguen son una traducción propia del original en inglés.

Entonces, ¿usted cree que el dinero es la causa de todos los males? ¿Se ha preguntado alguna vez cuál es la naturaleza del dinero? El dinero es una herramienta de intercambio que no puede existir a no ser que hayan mercancías o servicios que se produzcan y seres humanos capaces de hacerlo. El dinero es la forma material que adopta el principio de que los hombres que desean tratar con otros deben hacerlo de forma comercial y dar valor a cambio de valor. El dinero no es la herramienta de los pedigüeños que reclaman tu producto a cambio de unas lágrimillas de compasión, ni la de los saqueadores y los burócratas que pretenden arrebatarlo por la fuerza. El dinero solo se hace posible si hay hombres que producen. ¿Es eso un mal?

Cuando aceptas dinero en pago por tu esfuerzo lo haces solo en la convicción de que lo intercambias por el producto del esfuerzo de otros. No son los pedigüeños, ni los saqueadores, ni los burócratas los que dan valor al dinero. Ni todas las lágrimas del océano ni todas las armas del mundo pueden transformar esos billetes de papel que llevas en tu cartera en el pan que necesitas para sobrevivir mañana. Esos trozos de papel, que deberían haber sido de oro, son un símbolo de honor, de tu capacidad de reclamar un pedazo de la energía de las personas que lo producen y lo hacen realidad. Tu cartera es una declaración de la esperanza de que en algún lugar del mundo hay personas que no te fallarán y honrarán el principio moral de la aportación de valor que es la raíz del dinero. ¿Es eso lo que considera un mal?

¿Ha buscado alguna vez la raíz del concepto de producción? Tomemos el ejemplo de un generador eléctrico y atrevámonos a decirnos que fue creado solo por el esfuerzo muscular de personas que no necesitaban pensar. Intentemos ahora hacer crecer una semilla de trigo sin el conocimiento que nos dejaron personas que tuvieron que descubrirlo por sí mismos la primera vez. Intentemos obtener nuestro alimento tan solo por movimientos físicos y nos daremos cuenta de que la mente del ser humano es el origen de todas las mercancías producidas y de toda la riqueza que ha existido en la faz de la Tierra.

Pero, ¿dice usted que el dinero es hecho por los fuertes a expensas de los débiles? El dinero no lo da la fuerza de los músculos o de las armas. La riqueza es el producto de la capacidad del hombre de pensar. Entonces, ¿es el dinero generado por los hombres que inventan un motor a expensas de los que no lo hacen? ¿es el dinero generado por los inteligentes a expensas de los tontos? ¿o por los competentes a expensas de los incompetentes? ¿o por los ambiciosos a expensas de los perezosos? El dinero es generado, antes de ser pasto de pedigüeños, saqueadores o burócratas, por el esfuerzo de hombres honestos, cada uno al nivel de su capacidad. Un hombre honesto es el que sabe que no puede consumir más de lo que produce. …

No comparto muchas de las premisas de la filósofa norteamericana pero es cierto que algunas de sus afirmaciones dan que pensar. En posteriores posts seguiré añadiendo algunas de sus percepciones sobre el dinero y sobre otros aspectos socioeconómicos.