domingo, 15 de julio de 2012

El lider cretino


En los últimos años he dedicado buena parte de mis esfuerzos profesionales al campo de la gestión de los recursos humanos y a la mejora del desarrollo y de la aportación de las personas en las organizaciones.

Dentro de ese ámbito profesional uno de los aspectos más estudiados y teorizados es el del liderazgo. Que si el liderazgo situacional, que si el liderazgo emocional, que si el lider al servicio del equipo, que si las “n” características del lider, que si el lider del siglo XXI, que si deporte y liderazgo, que si el liderazgo en el ámbito político, que si … En el fondo debo reconocer que me aburren un poco todas esas teorías y generalizaciones sobre algo tan complejo como es el comportamiento de las personas que tienen el honor, el deber y la responsabilidad de ser impulsores y estandartes de cualquier tipo de actividad llevada a cabo por un grupo humano. Demasiada palabra vacía, demasiada generalidad y demasiada obviedad. Se puede reflexionar sobre esa función pero no hay escuelas que valgan para la misma.

Pero hoy me siento un tipo normal de esos que hacen cosas normales y pretenden hacer de la difusión de la obviedad su modus vivendi y quiero añadir algunos elementos de debate a la teoría del liderazgo. Lo que ocurre es que lo quisiera hacer desde otro punto de vista tal vez no tan ampliamente estudiado. El de los procesos de transformación que sufren muchos líderes. Yo lo llamo, con el permiso de mi buen amigo José Manuel Farto, teorizador también de estas realidades, la cretinización del lider.

Empecemos por una pregunta sencilla: ¿cómo es posible que personas tan inteligentes, sólidas, expertas y bien formadas como las que dirigen tantas empresas, organizaciones y países puedan caer en la mayor de las indigencias intelectuales y cometer los errores más crasos sin cuestionarse sus acciones y, lo que es peor, sin rectificar en los momentos en los que perciben que los errores cometidos son evidentes?

Durante años he estado observando los hechos alucinantes que ocurren en tantas y tantas organizaciones, el comportamiento y las decisiones de directivos y lideres y los estragos evidentes que muchos de ellos han causado en sus empresas a pesar de su brillante trayectoria, su potente curriculum e incluso su compromiso más decidido con la misión del grupo humano que dicen liderar. Y he llegado a una conclusión clara: en la inmensa mayoría de casos en los que el directivo perfecto ha acabado siendo un desastre para su organización, ese individuo había pasado por un proceso previo de “cretinización”.

El Diccionario de la Real Academia Española define cretino como aquella persona afectada por una enfermedad caracterizada por un peculiar retraso de la inteligencia, acompañada, por lo común, de defectos del desarrollo orgánico, o bien, desde un punto de vista más general, como una persona estúpida, idiota y falta de talento. Pero, ¿cómo puede una persona que está en una posición de dirección, con un alto nivel de formación, una inteligencia constatada, con una gran experiencia, etc., etc., transformarse en un cretino? Muy fácil: por la falta de democracia interna en la organización que dirigen y por la rigidez de sus estructuras que vienen normalmente acompañadas por una cierta falta de responsabilidad y madurez en términos generales de las personas que son objeto de su rol de dirección.

En el fondo es muy sencillo, ponga usted a una persona capaz y brillante al frente de un país o de una empresa. Digamos que esa organización está dotada de unas normas y de unas estructuras bastante rígidas y complejas de cambiar. Rodeemos a ese lider de otras personas que le acompañan le ayudan y le dan soporte. En términos generales hablamos de personas capaces aunque, como siempre, de todo hay en la viña del Señor. El sistema de toma de decisiones está basado, como suele ocurrir, en las mayorías accionariales o en la superioridad de la jerarquía por encima de cualquier otra consideración. En ese tipo de sistemas, los más habituales por cierto, las decisiones del lider están validadas per se. De hecho me recuerdan mucho al origen Divino del derecho de los monarcas absolutos a ser reyes. Soy rey porque Dios lo ha querido así o, mi decisión no es cuestionable porque gozo de la mayoría accionarial o porque unos estatutos o cualquier otro tipo de papel o documento avalan mi jerarquía sobre el resto de la organización. No existen o son muy débiles los sistemas de contrapoder y la democracia interna es frágil o inexistente. Adivinen lo que ocurrirá.

En alguna ocasón el lider más capaz tomará una decisión equivocada. Todos somos humanos. Sus colaboradores capaces más cercanos lo advertirán e intentarán discutirlo con el lider pero los colaboradores incapaces se alinearán con la posición del primero cambiando el rol de profesionales comprometidos por el de acólitos del poder. El lider, confuso por la diferencia de criterios en su entorno, se reafirmará en sus posturas para dar sensación de solidez y no ver comprometida su jerarquía dando así un primer paso hacia su cretinización. Poco a poco el brillante lider irá perdiendo la visión de la realidad, confundiendo el color de esta con el color del cristal a través del que el lider y sus secuaces la observan, cada vez con menos voces discordantes. Con el paso del tiempo, los profesionales capaces, hartos de soportar el proceso, irán abandonando la organización dejando al equipo del lider convertido en un verdadero ejército de acólitos y de profesionales del aplauso, la adulación fácil y del tráfico de prebendas de un lider cada vez más mesiánico. Segundo paso hacia la cretinización.

Los errores se irán produciendo con más profusión y la organización comenzará a padecer problemas impensables en otros tiempos pero el pensamiento único generado ya habrá borrado todo tipo de posible vía alternativa de reconducir las cosas y el lider y sus acólitos se empecinarán sin éxito en las recetas del pasado. En ese momento habrá que buscar culpables que aminoren la culpa del líder y eso será fácil de encontrar en aquellos profesionales capaces que dejaron la organización por su escasa autocrítica y su falta de democracia interna. En ese empeño se empecinará el otrora brillante lider con el apoyo entusiasta de sus ineptos acólitos cargando las culpas de su mala suerte en las acciones pasadas de los que ya no están para defenderse dando así un tercer y definitivo paso hacia la cretinización.

El único caldo de cultivo en el que una organización de cualquier tipo puede evitar el proceso de cretinización de sus líderes -porque hasta el lider más brillante y capaz puede convertirse en un insultante y peligroso cretino- es el de una estructura en la que la ética, los contrapoderes, la democracia interna y la relatividad del ejercicio del poder y de la jerarquía son la norma.

Discúlpenme si les he aburrido pero observen a su alrededor y piensen en grupos humanos, empresas, países, partidos políticos, lo que les ocurra y mediten si a bastantes de sus lideres no se les podría aplicar la teoría de la cretinización. Estoy seguro de que les vendrán a la mente rostros y situaciones y, con una sonrisa triste, me darán la razón.

lunes, 9 de julio de 2012

Economía y un poquito de humor

Economicitis bacteriana. En mi post semanal quisiera compartir con vosotros un divertido artículo de Francesc Beltri en la revista Yorokobu. ¡Hay que sonreir de vez en cuando!


Me acaban de diagnosticar de Economicitis bacteriana severa. La sintomatología es inequívoca: en contra de mi voluntad, utilizo un vocabulario que me es extraño. En contra de mi voluntad, hablo constantemente con fingido conocimiento y autoridad sobre prima de riesgo, déficit, rescate bancario, FMI, agencias de calificación, recesión, coste de la deuda, pacto fiscal y...
http://www.yorokobu.es/economicitis-bacteriana/ 

lunes, 2 de julio de 2012

El compromiso de la sociedad civil: la casa dels Xuclis


Esta semana he decidido cambiar el sentido habitual de mi post y centrarme en un ejemplo concreto de como la acción civil y el compromiso de las personas puede cambiar las cosas. Por una serie de motivos, recientemente he podido visitar “La casa dels Xuclis”, www.lacasadelsxuclis.org, un hogar para familias de niños afectados por enfermedades oncológicas sita en Barcelona y que ha sido promovida por Afanoc (Asociación de familiares y amigos de niños oncológicos de Catalunya), www.afanoc.org

Además de otros muchos servicios de apoyo a colectivos afectados por el cáncer infantil, la casa dels Xuclis recoge a familias procedentes de fuera del área metropolitana de Barcelona cuyos hijos tienen problemas oncológicos y que se ven obligados a pasar largos periodos en algunos hospitales de referencia de Barcelona para su tratamiento. Familias sin medios suficientes e incluso familias de clase media a las que el duro golpe del cáncer de su hijo obliga a alguno de los padres o a ambos a dejar el trabajo, en el caso de que tengan la fortuna de tener uno, y a afrontar enormes costes logísticos e incluso médicos para poder afrontar la enfermedad.

Pero en el día de hoy en el que tanta y tanta gente glosa las hazañas de los héroes de "la roja" me ha parecido importante rendir tributo a los verdaderos héroes callados de nuestra sociedad. Héroes como el  grupo de familiares que sufrieron en sus propias carnes el difícil trago de que sus hijos se vieran afectados por un cáncer y que, sin medios suficientes hace ya unos cuantos años, se vieron obligados a malvivir, a pernoctar en coches, en pensiones o en el más afortunado de los casos en casas de familiares, solos mientras sus hijos recibían los correspondientes tratamientos y, con ellos, en los días que tanscurrían entre sesiones, fue el que cambió las cosas. El esfuerzo titánico y desinteresado de esos verdaderos héroes, de ese grupo de personas sensibilizadas, algunos de ellos que desgraciadamente acabó perdiendo a su hijo, ha hecho realidad muchos años más tarde un proyecto de asistencia pionero en Europa y que dice mucho de las potencialidades positivas de nuestra sociedad en estos momentos en los que todo lo vemos de un color turbio y desagradable y en el que la desconfianza reina por doquier.

Sin embargo, la casa dels Xuclis, como tantas otras asociaciones y entidades de importantísimo impacto social y cultural sin ánimo de lucro, no es ajena a la situación en la que nos encontramos y a pesar de los esfuerzos de sus promotores por incrementar las acciones tendientes a captar dinero de donación y a obtener ingresos por fuentes de explotación  tales como el merchandising, proyectos de investigación sobre su campo de especialidad y otras actividades especiales de carácter privado, todavía tiene un largo camino para recorrer y conseguir sustituir en la mayor medida posible la financiación procedente tanto de diversas administraciones públicas como de las subvenciones privadas que provenían del mundo, hoy en dilución, que conformaban las obras sociales de las casi extintas cajas de ahorro.

En ese contexto del que la casa dels Xuclis es tan solo un exponente, se encuentran multitud de asociaciones, fundaciones y movimientos de alto impacto social que pueden ponerse en peligro de mantenerse la actual situación financiera y de no reaccionar la sociedad de forma rápida ante estos retos.

Es cierto que hay asociaciones e iniciativas de todo tipo cuyo impacto social o cultural es más que dudoso y que, debido a la situación que vivimos no superarán el reto de mantenerse en activo sin que  la sociedad note en demasía su desaparición. Sin embargo, hay otros muchos movimientos, - a mi juicio la casa dels Xuclis es uno de ellos -, cuyo impacto positivo en la sociedad es innegable y de difícil sustitución en el caso de que tengan la desgracia de desaparecer.

La actual situación económica es una oportunidad para que la sociedad en mayúsculas, sin confundir  sociedad con el sector público que tan solo es una expresión más de la misma, tome la iniciativa en tantas y tantas asociaciones y fundaciones de relevante importancia social o cultural a través de la donación desinteresada de tiempo, de pensamiento, de trabajo o de dinero y que tenga un papel importante en la viabilización a largo plazo de esas iniciativas.

A través de la donación material o intelectual no solo se viabilizan iniciativas de alto valor social sino que la sociedad civil gana en madurez y en peso ante una democracia y una administración pública centradas en sus propias miserias, anquilosadas y burócratas. El ciudadano y la sociedad ganan peso y poder ante un estado que no puede sustituir el empuje de una ciudadanía cuyo dinamismo debe acabar propiciando un cambio fundamental en el margo legal y democrático obligando a los Estados a reinventarse a sí mismos en un equilibrio en el que el ciudadano tenga la preponderancia.

Pero el que esa sociedad civil gane la batalla tan solo se puede hacer desde la generosidad en tiempo y en dinero que se esconde tras el poderoso concepto de la donación.

¿Estás ya en ello?

lunes, 25 de junio de 2012

El dinero según Ayn Rand


Una visión diferente del dinero nos la proporciona Ayn Rand, escritora y filósofa estadounidense de origen ruso que escribió entre la década de los treinta y la de los setenta del siglo pasado. Rand es la madre de una corriente filosófica muy influyente en el pensamiento anglosajón pero muy controvertida, llamada objetivismo. El objetivismo sostiene que a la realidad solo se la domina obedeciéndola, que el propósito moral de la vida es la búsqueda de la propia felicidad o «interés propio racional», y que el único sistema social acorde con esta moralidad es el del capitalismo en estado puro.

Quiero compartir algunos párrafos sobre su versión del papel y la naturaleza del dinero aparecidos en su Best Seller, “Atlas Shrugged”, traducido libremente por algunos editores como la Rebelión del Atlas, para algunos el segundo libro más influyente en la cultura estadounidense del siglo XX tras la Biblia. Los párrafos que siguen son una traducción propia del original en inglés.

Entonces, ¿usted cree que el dinero es la causa de todos los males? ¿Se ha preguntado alguna vez cuál es la naturaleza del dinero? El dinero es una herramienta de intercambio que no puede existir a no ser que hayan mercancías o servicios que se produzcan y seres humanos capaces de hacerlo. El dinero es la forma material que adopta el principio de que los hombres que desean tratar con otros deben hacerlo de forma comercial y dar valor a cambio de valor. El dinero no es la herramienta de los pedigüeños que reclaman tu producto a cambio de unas lágrimillas de compasión, ni la de los saqueadores y los burócratas que pretenden arrebatarlo por la fuerza. El dinero solo se hace posible si hay hombres que producen. ¿Es eso un mal?

Cuando aceptas dinero en pago por tu esfuerzo lo haces solo en la convicción de que lo intercambias por el producto del esfuerzo de otros. No son los pedigüeños, ni los saqueadores, ni los burócratas los que dan valor al dinero. Ni todas las lágrimas del océano ni todas las armas del mundo pueden transformar esos billetes de papel que llevas en tu cartera en el pan que necesitas para sobrevivir mañana. Esos trozos de papel, que deberían haber sido de oro, son un símbolo de honor, de tu capacidad de reclamar un pedazo de la energía de las personas que lo producen y lo hacen realidad. Tu cartera es una declaración de la esperanza de que en algún lugar del mundo hay personas que no te fallarán y honrarán el principio moral de la aportación de valor que es la raíz del dinero. ¿Es eso lo que considera un mal?

¿Ha buscado alguna vez la raíz del concepto de producción? Tomemos el ejemplo de un generador eléctrico y atrevámonos a decirnos que fue creado solo por el esfuerzo muscular de personas que no necesitaban pensar. Intentemos ahora hacer crecer una semilla de trigo sin el conocimiento que nos dejaron personas que tuvieron que descubrirlo por sí mismos la primera vez. Intentemos obtener nuestro alimento tan solo por movimientos físicos y nos daremos cuenta de que la mente del ser humano es el origen de todas las mercancías producidas y de toda la riqueza que ha existido en la faz de la Tierra.

Pero, ¿dice usted que el dinero es hecho por los fuertes a expensas de los débiles? El dinero no lo da la fuerza de los músculos o de las armas. La riqueza es el producto de la capacidad del hombre de pensar. Entonces, ¿es el dinero generado por los hombres que inventan un motor a expensas de los que no lo hacen? ¿es el dinero generado por los inteligentes a expensas de los tontos? ¿o por los competentes a expensas de los incompetentes? ¿o por los ambiciosos a expensas de los perezosos? El dinero es generado, antes de ser pasto de pedigüeños, saqueadores o burócratas, por el esfuerzo de hombres honestos, cada uno al nivel de su capacidad. Un hombre honesto es el que sabe que no puede consumir más de lo que produce. …

No comparto muchas de las premisas de la filósofa norteamericana pero es cierto que algunas de sus afirmaciones dan que pensar. En posteriores posts seguiré añadiendo algunas de sus percepciones sobre el dinero y sobre otros aspectos socioeconómicos.

domingo, 17 de junio de 2012

De los reguladores y sus limitaciones. El ejemplo del sector inmobiliario


Desde el año 2004 se empezaban a oír voces en algunos países que alertaban del sobrecalentamiento del mercado inmobiliario. A pesar de las advertencias realizadas tanto en foros académicos como en determinados medios, el tema se fue complicando hasta que la burbuja estalló. Primero en Estados Unidos y luego en varios países más, entre ellos el Reino Unido y España.

No entraremos en detalle en las causas de lo ocurrido porque ya se han vertido ríos de tinta sobre el particular y seguro que han leído ustedes un montón al respecto. Pero la cuestión no es esa. Supongamos que, cuando se empezaban a visualizar los síntomas de calentamiento, algún organismo regulador público teóricamente independiente –sino hubiera estado como todos los intervinientes en ese mercado, cegado por las expectativas de ganancia sin fin- hubiera lanzado las campanas al vuelo, alertado sobre los peligros latentes y hubiera planteado algún tipo de tasa sobre la construcción de nuevas viviendas o de cupo de construcción en función a determinados parámetros o cualquier otro instrumento de los clásicos que se utiliza cuando se quiere regular un mercado, todo ello con el fin de ralentizar la voracidad constructora y permitir que la demanda digiriera de forma más tranquila el stock ya construido para evitar que se produjera la hecatombe y se paralizara de forma repentina, como así ocurrió, todo el sector. Yo les diré lo que hubiera pasado.

En primer lugar las asociaciones de promotores y constructores hubieran puesto el grito en el cielo por la actitud intervencionista del organismo de marras y por su nula comprensión del saludable estado del sector y de las particularidades del mismo en el país de turno. La banca se hubiera apuntado sin ninguna duda a la fiesta, denunciando las maniobras desestabilizadoras de una de las actividades económicas más importantes para la economía del país y hubiera intercedido ante el gobierno para que atajaran cualquier veleidad por parte de ese organismo competente pero descarriado, advirtiendo de las graves consecuencias que sobre la actividad y el empleo podrían tener medidas restrictivas del libre mercado. Ambos, constructores y banqueros hubieran tejido un complot mediático por el que la mayoría de medios de comunicación, sumados a la orgía, cantarían las bondades del modelo inmobiliario y harían todo tipo de lecturas interesadas de las cifras del sector para convencer al patidifuso ciudadano de que no había mejor inversión que seguir comprando inmuebles en cualquiera de las varias “tocholandias” del mundo.

Además, a toro pasado siempre es más fácil opinar. ¿Cuántos de ustedes se hubieran atrevido, digamos en… 2004 o 2005, a defender con crudeza la necesidad de crear instrumentos reguladores o desincentivadores que frenaran la imparable fiebre constructora? ¿Cuántos no hubieran criticado hace siete u ocho años un intento de maniobra reguladora por parte del estado?

En fin, que aunque se hubiera lanzado alguna maniobra tendiente a regular algo más el mercado para evitar la burbuja, probablemente hubiera sido desactivada con un motivo de difícil contestación si nos ceñimos a los paradigmas de corte neoliberal. El Estado no puede atentar contra la libertad de mercado y detener el progreso de una actividad creadora de riqueza porque no es su función y porque no tiene por qué conocer en detalle las particularidades de cada sector. Y, hasta cierto punto, es cierto.

¿Cuál es entonces la solución si los Estados tienen que guardar un delicado equilibrio entre su papel regulador y su papel garante de la libertad de mercado? ¿Cuál es la solución si periódicamente los mercados, influidos por la parte materialista de la naturaleza humana caen en trampas como las que hemos descrito? ¿Cuál es la solución si el Estado no puede excederse en su celo regulador porque caeríamos en el peligro de irnos al extremo opuesto e influir negativamente en la libertad de los individuos y de los agentes económicos?

La solución, creo que ya lo habrán adivinado ustedes, es la asunción de su papel como transformador de la sociedad que deben ejercer los diversos actores económicos y sociales empezando por los propios consumidores y acabando por la aceptación consciente por parte de las empresas de la necesidad de transformarse en Empresas 3.0 o de base ética incorporando una serie de principios y mecanismos de autoregulación que “sitúan al regulador dentro de casa” y relativizan e incluso ponen en valor el papel regulador que debe ejercer el Estado.